lunes, 28 de noviembre de 2016

Soledades



















“A mis soledades voy,
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos”
- Lope de Vega –

El ser humano, los seres humanos, se nutren de momentos de gozos y penas para luchar inútilmente contra la soledad.  Es un fantasma que en penumbras te espera agazapado  por las esquinas para echarte al cuello una cadena con la efigie de Robinson Crusoe. El ser humano universal está solo ante la naturaleza con la vigilancia distante y cercana a la vez del Sumo Hacedor.  No existe una Dolorosa sevillana que exprese mejor la Soledad de soledades como la que habita y recibe en San Lorenzo.  Sale a la calle el Sábado Santo sin palio y con la corona de espinas del dolor entre sus manos. Cierra un ciclo sentimental de la Ciudad para dar testimonio de que principio y final son las caras de una misma moneda. Amamos, sufrimos, gozamos y padecemos  para terminar enredados  en nuestros  asuntos y así poder escurrir el bulto ante la inevitable aparición de la soledad. El niño quiere la luz de su cuarto encendida para espantar los fantasmas de la soledad. El anciano la quiere apagada para poder soñar con un tiempo donde tenía más compañía que los recuerdos que hoy son sus mayores aliados.  Somos contradictorios por nuestra propia naturaleza: nos enamoramos para dejar de estar solos y nos desenamoramos para volver a estarlo. Alguien dijo “Mejor solos que mal acompañados” y de manera inconsciente se terminó agarrando a la rama de un árbol.   Soledades.


Juan Luis Franco – Lunes  Día 28 de Noviembre del 2016


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