El fútbol ha experimentado en
los últimos treinta años un cambio radical en cuanto a esquemas y filosofía de
juego se refiere. El laboratorio de este
drástico cambio se ha producido, en distintas etapas, en la Ciudad Condal. Primero fue César Luis Menotti (“El Flaco”)
quien propuso una forma de juego donde prevaleciera el buen trato al balón,
presionar cuanto más arriba mejor y una radical prohibición a los voleones
innecesarios. Curiosamente y salvo la conquista de la Copa del Mundo por Argentina en 1978 la
carrera de Menotti como entrenador
está llena de irregularidades y prematuros ceses. Después llegó Johan Cruyff y aplicó el
método “menotista” con la aportación
de su experiencia con “la Naranja Mecánica ” (la Selección holandesa). Posteriormente y para cerrar este mágico
ciclo futbolero apareció Pep Guardiola.
Un jugador excepcional que supo reconducir como entrenador todo cuanto de bueno
ocurría por los dominios del FC Barcelona. Evidentemente sin disponer de los jugadores
adecuados no todos los sistemas pueden triunfar. Pero aquí concurrían unos músicos
excepcionales y un Director de Orquesta
no menos excepcional. Después dos
entrenadores con muchos años de fútbol a sus espaldas (Luis Aragonés y Vicente
del Bosque) supieron recoger y rentabilizar el legado que llegaba a sus manos. Lo que pasó ya es de sobras conocido y ha dado lugar a que
todos los Equipos (selecciones
incluidas) del mundo quieran jugar como el Barcelona
y la Selección Española. El Equipo blaugrana ha tenido durante unos
gloriosos años el mejor centro del campo de toda la Historia del Balompié. Me refiero claro esta a Xavi Hernández, Andrés Iniesta y Sergio Busquets. Los
resultados deportivos de este singular trío son apabullantes y bien que se está
notando en nuestra Selección la
salida de Xavi Hernández. Cada uno
desarrollaba una faceta dentro del campo y sabían combinar entre ellos de una
manera absolutamente sincronizada. Xavi
era el cerebro de donde dimanaba todo el juego del Equipo. Iniesta ofrece un recital de talento y clase como pocas veces se ha
visto en el mundo del fútbol. Busquets se sitúa delante de la defensa y es
capaz de robar ochenta o cien balones, ponerlos de dulce y cometer tan solo
tres o cuatro faltas. ¿Hay quien de más? Los buenos aficionados al fútbol somos
plenamente conscientes de haber podido disfrutar con este trío de ases que, por
si fuera poco, tienen un comportamiento ejemplar dentro y fuera de los terrenos
de juego. Afortunadamente el tiempo de
los “tuercebotas” ha muerto.
Juan Luis Franco – Miércoles Día 16 de Noviembre del 2016
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