Hoy, 18 de diciembre, es el Día de la Esperanza y eso es
esta Ciudad de nuestros amores y
desvelos siempre han sido palabras mayores. En tiempos este día fue también llamado como el de “La Expectación del Parto de Jesús” o el “Día de Santa María”. Sin la Esperanza
poco podemos esperar de la vida vivida y, sobre todo, de la que nos queda por
vivir. Ahora, cuando ya definitiva y
tristemente más que en el “Tiempo del Adviento” vivimos instalados
en el “Tiempo del Despilfarro” la Esperanza
cobra su verdadera dimensión humana y espiritual. Estos días las veremos
plasmadas en toda su hermosura en los cuatro puntos cardinales de la Ciudad. Estarán en besamanos en una
Puerta de Carmona antiguo pórtico de
la entrada a la Ciudad de la gracia (y
las desgracias). En el epicentro de una Ronda (la de los Capuchinos) con olores a lápices de colores recién estrenados, a
naranjas embarcadas de paso hacia Destilaciones
Bordas y a la razón verificable de una Sevilla
eterna, señorial y de extramuros. Marinera
en su concepción más flamenca, gitana y trianera que une a sus hermosas
consonantes una vocal que nace para la gloria del arrabal trianero en la calle Castilla (La O ). Por el Arco
donde se tensan las flechas de la sevillanía más profunda y sentimental. La belleza y el gozo (de contemplarlas)
unidos de la mano para dejar testimonio de que mereció la pena vivir solo por
verlas. En clave flamenca son unas Alegrías por San Roque, unas Bulerías por
Soleá en la Trinidad ,
una Soleá Alfarera por aquel glorioso
“lao del río” y unos Tangos canasteros allí donde a Dios se le derramó el tarro de las
esencias. Hoy, 18 de diciembre, es el Día de
la Esperanza
y, sobre todo, de las Esperanzas. Que nunca nos falten o estaremos
irremediablemente perdidos para siempre.
Vivir para ver, sentir y que, al final, otros puedan contarlo.
Juan Luis Franco – Domingo Día 18 de Diciembre del 2016
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