domingo, 19 de febrero de 2017

Doña Felisa


El ser humano, los seres humanos, buscan siempre la felicidad en lo excepcional obviando que es en lo cotidiano (el día a día) donde se encuentra, en no pocas ocasiones, la placidez de la existencia humana. Nuestro primer café, nuestras obligaciones, nuestras devociones, nuestra copa a mediodía y nuestra ruta urbana de cada día están salpicados de personas y situaciones que nos hacen crecer en esta Ciudad de nuestros amores y desvelos.  En la calle El Silencio tenía uno de los más claros ejemplos de esta reafirmación del gozo humano de la cotidianidad.  Allí cada mañana en el poyete de una ventana se sentaba Felisa (doña Felisa).  Nos pedía unas monedillas sin pedirlas. No necesitaba alargar la mano ni mostrarnos un vaso de plástico vacío.  Era amable, educada y cariñosa en extremo. La gente a menudo se paraba a hablar con ella buscando no dar conversación sino recibirla.  Ante la recepción de una moneda te regalaba una sarta de piropos donde se incluía el miarma, precioso y guapo (con un acento tan entrañable y tan andaluz que seguro molestaría a alguna alta jerarquía salmantina). Un día iba delante de mí un hombre que le acababa de dar unas monedillas y hacía en voz alta el siguiente comentario: “Tiene cojones, le doy a esta mujer cincuenta céntimos y me dice tres o cuatro veces guapo y en mi casa entrego todo lo que gano y todo el mundo me pone faltas”.  Esta mañana al pasar por la calle El Silencio me llevé una desagradable sorpresa.  En la ventana desde donde Felisa (doña Felisa) impartía a diario sus lecciones de bondad y honda sevillanía había depositado tres ramos de flores y una esquela mortuoria con su foto. Se ha ido como vivió, sin hacer ruido ni molestar a nadie. Que duda cabe que seremos muchos/as los que la echaremos de menos.  Precisamente hoy, cuando muchos españoles se preguntan si en verdad la Justicia es igual para todos, a mí lo que me apetece es rendirle un cariñoso y emotivo homenaje a Felisa (doña Felisa).  Dios le guarde noble anciana sevillana.


Juan Luis Franco – Viernes Día 17 de Febrero del 2017




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