Toda persona que afortunadamente viva en una sociedad democrática tiene
perfecto derecho a opinar sobre lo divino y, sobre todo, lo humano. Constatar, eso si, como una cuestión de
principios que las opiniones deben fundamentarse a través de la formación e
información de quienes las emiten. No conozco mayor grado de inteligencia que
cuando asumimos y gestionamos nuestras propias limitaciones. Sabemos nuestras
carencias y a través del reconocimiento y la superación de las mismas es como
conseguimos crecer. Afortunadamente nadie está en posesión de la verdad
absoluta y nadie está legitimado para descalificar a quienes no piensan como
él. Con cada año que cumplo intento ser
más cauto en mis opiniones procurando que las mismas no carezcan de razonables
argumentos. Este Blog no nació para
los análisis políticos (doctores tiene la Iglesia mediática) ni tampoco para ser testaferro
de la actualidad. Hago excepciones por
considerar que nadie, en momentos puntuales, debe sustraerse de cuanto le
rodea. Trato de conmover a través de los
sentimientos y de provocar un punto de reflexión en una Sociedad caótica y compulsiva. Siempre pongo el ejemplo de nuestra Semana Santa como culmen de lo que ha
representado y representa esta Ciudad.
La Historia de
Sevilla donde mejor se refleja es en los anales históricos de sus
hermandades y cofradías. Siempre me han interesado de nuestra Semana Mayor sus aspectos
antropológicos, historicistas y sentimentales. Poco o nada me interesa eso que
se suele llamar actualidad cofrade (sin dudar de que la misma tenga su
importancia). Leo un titular en la
prensa sevillana donde se informa de que la Junta de Gobierno de una determinada Hermandad ha destituido a un capataz
después de muchos años de tocar el martillo. Esto siempre origina un amplio
debate cofradiero pero sinceramente a mí no me provoca ningún sobresalto
emocional. ¿Perderán los pasos de esta Hermandad
su idiosincrasia por cambiar de capataz o de Junta de Gobierno? Reconozco que en ocasiones puntuales me he
permitido en este Blog hacer algún
comentario sobre temas de actualidad cofradiera y, afortunadamente, siempre hay
un amigo que a través del afecto me pone en mi sitio. No volveré a caer en errores que son fruto de
la insensatez. Todos debíamos colgar en
la puerta de nuestras inquietudes un cartel que nos recordara aquello
de....”zapatero a tus zapatos”. Sinceramente,
un servidor hace tiempo que lo tiene colgado.
Juan Luis Franco – Lunes Día 20 de Febrero del 2017
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