En mi juventud y dada mi precoz afición por la lectura era un firme
usuario de las Bibliotecas Públicas.
Cuando mis obligaciones laborales me lo permitían solía acudir a la que estaba
situada en la calle Alfonso XII y, con
más frecuencia, a una que pertenecía a la Caja de Ahorros San Fernando y que se
encontraba junto al Cine Florida.
Leer en mi casa era prácticamente imposible pues tan solo disponíamos de una
habitación para cuatro personas en un Corral
de Vecinos. Fundamentalmente la
afición a la lectura me la inculcó mi abuelo Félix que era Maestro de
Escuela. Un republicano de ideas
moderadas y católico practicante al que nunca dejaron que ejerciera su labor
docente en ningún Centro Público. Se
iba por los cortijos y enseñaba las cuatro reglas (leer, escribir, sumar y
restar) a los chiquillos del campo que al ayudar a sus mayores en las tareas agrícolas
no podían ir al colegio. Me acuerdo que
en las Bibliotecas Públicas siempre
había una persona que te asesoraba de cuales eran las lecturas más convenientes
acorde con tu edad y formación. Añoro esa época lectora donde coincidías con
personas de distintas edades y circunstancias pero coparticipes de una
verdadera afición por el placer de la lectura. Allí descubrí cuantos mundos se
pueden vivir y disfrutar navegando por entre las palpitantes páginas de los
libros. Descubrí la poesía de Juan Ramón Jiménez junto a las novelas de aventura de Emilio Salgari. Solía pasarme allí algunas horas (fundamentalmente
las tardes de los sábados que no trabajaba) y siempre me avisaban que tenían
que cerrar. Curiosamente nunca logré
convencer a ningún amigo para que me acompañara en esa aventura lectora pero,
en contrapartida, hice allí nuevas amistades en los placeres lectores compartidos.
Eran tiempos donde las carencias humanas
y formativas había que cubrirlas a golpe de imaginación. Ahora,
fundamentalmente, las Bibliotecas
Públicas se utilizan por los estudiantes para poder estudiar lejos del
bullicio doméstico. Son otros tiempos y otras demandas las que en la actualidad
les dan sentido a estas Entidades
donde manda –o debe mandar- siempre el silencio y el recogimiento necesario
para “empaparse” de cultura y
conocimiento.
Juan Luis Franco – Lunes Día 13 de Marzo del 2017
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