viernes, 23 de junio de 2017

Menta y canela






Como pasó siempre junio avanza imparable hacia la plenitud del largo, riguroso y calido verano sevillano.  Sevilla es una ciudad donde nunca existió el término medio y el necesario equilibrio ni está ni se le espera.  Por esta tierra de María Santísima o hace frío, mucho frío, o hace calor, mucho calor.  Esta pasada  Semana Santa tuvo días en los que sobrepasamos de largo los 30 grados y tuvimos que recurrir por la vía rápida al encuentro del “Marqués de Gambrinus”.  En teoría, Sevilla es de las ciudades del mundo a la que peor le debía sentar la lluvia pero, sin embargo, está hermosa hasta cuando llueve. Sevilla combina a la perfección y de manera armoniosa lo estentóreo y el recogimiento. Un frió que se mete en los huesos y que nos hace acordarnos del vuelo del grajo. Un calor –“la caló”- que nos llega en la primavera y que se mantiene activo entre nosotros durante no menos de cinco meses. Sevilla es silencio de ruán que solo se percibe en el rachear de alpargatas costaleras y crujías de canastos de caoba pero también es bulla callejera y tronar estruendoso de cornetas y tambores. Esto forma parte de la Ciudad: el silencio más envolvente y el ruido más estremecedor. Esta, más que una ciudad dual, es una ciudad que como ninguna otra asume y dimensiona sus sempiternas contradicciones.  Se confunde el tópico con lo típico y siempre se sintió huérfana de elementos racionales y equilibrantes. Puede que la causa esté en unos orígenes donde se dieron cita de manera escalonada un crisol de culturas y religiones.  De manera apasionada la criticamos y la amamos a parte iguales,  pues bien cierto es que aquello que mucho amas mucho te hará padecer. Busquen un rincón del mundo donde mejor se armonicen la tradición con la vanguardia y difícilmente lo encontrarán. ¿Ombliguismo?  ¿Autocomplacencia? Posiblemente, pero ya lo dejó escrito don Antonio Gala....”Lo malo no es que los sevillanos piensen que tienen la ciudad más bonita del mundo....lo peor es que puede que tengan hasta razón”.  Menta y canela fundidas en un perfume de pura sevillanía.  





Juan Luis Franco – Viernes Día 23 de Junio de 2017



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