lunes, 28 de marzo de 2022

El imparable paso de los días


Parece que fue hace un rato cuando celebramos el Miércoles de Ceniza y ya la Cuaresma sevillana, con el acelerado paso de los días, va camino de su recta final. A pesar de estar inactivo laboral y profesionalmente en ninguna etapa de mi vida he sentido con mayor celeridad el paso del tiempo. Puede que todo forme parte del engranaje estresante de una Sociedad que nos empuja desde todos los frentes hacia lo que está por llegar. Los políticos siempre contextualizan los problemas inminentes en soluciones de futuro. Los medios informativos te adelantan acontecimientos que ni han llegado ni tampoco es seguro que lleguen. Te encuentras un amigo y no te dice …“Oye, vamos a tomarnos un café “ sino que lo aplaza sine día …“A ver si quedamos un día y nos tomamos un café “. Parece como si para tomarse un café hubiera que rellenar previamente una serie de formularios. Leemos libros, periódicos o revistas no por el placer de la lectura reflexiva sino con el ánimo de acabarlos cuanto antes y poder empezar otros nuevos. Vemos películas o series sin sumergirnos plácidamente en lo que se nos propone sino en llegar por la vía rápida hacia sus finales. Es el desenlace, los desenlaces, lo que verdad parece prioritario sobre otras cuestiones. Lo que un amigo mío denomina la dictadura de las listas de espera. Hoy resulta muy complicado meter baza en algunas conversaciones donde no solo te sientes extraño sino como alguien con su discurso plenamente amortizado. No es casualidad que España sea el país que más ansiolíticos consume de Europa. El diálogo solo es constructivo cuando asumimos que es en la escucha de los argumentos ajenos donde verdaderamente aprendemos. Estamos rodeados de loros parlanchines que tienen permanentemente el yo en los labios y que están convencidos que si ellos se paran el mundo también lo hará. Decía mi abuelo Félix que no debemos olvidar que una hora dura 60 minutos tanto si corremos como si la completamos de manera más pausada. A esta teoría se le replicará que si corremos, en una hora nos dará tiempo a realizar más cosas. La contrarréplica es de manual: ¿es preferible hacer más cosas con menos calidad o hacer menos cosas con mayor calidad? Existen situaciones laborales, profesionales o personales donde vivimos secuestrados por una serie de circunstancias que nos llevan y nos traen en volandas. Todas las personas independiente de su edad, sexo, situación social o de cualquier otra índole personal necesitan desarrollar eso que hoy llamamos “espacio de libertad”. Reencontrarse con uno mismo. No existe huida más inútil que aquella que emprendemos huyendo de nosotros mismos. El imparable paso de los días envueltos en sueños juveniles  de “El Dorado” y realidades maduras de luces y sombras. El carrusel del tiempo y la vida girando en torno al círculo mágico de la Ciudad.

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