Hace unos días salió a la calle (bonita palabra: salir a la calle) el último trabajo discográfico de Rosalía. Parece ser que hoy la Humanidad se divide entre detractores y apologistas de esta singular y, evidentemente, galáctica cantante. Me resulta curioso que no hay nadie de mi generación flamenca que me encuentre en la calle y no me pregunte mi opinión sobre Rosalía y su relación con el Flamenco. Esto me mueve a dos reflexiones. Primero, en beneficio de mi ego, valoran mi opinión y eso me resulta gratificante. Segundo, mi incapacidad manifiesta para valorar a una “cantaora” a lo que no he escuchado cantar flamenco (salvo en algunos vídeos puntuales). Un amigo de sentires flamencos de Cornellá me ha comentado en alguna ocasión que Rosalía conoce todos los estilos del Cante y que cuando empezó a cantar, muy jovencita, cantaba con una gran personalidad. Sinceramente a mí no me apetece en absoluto situarme, sin conocimiento de causa, en el bando de los apologistas y mucho menos en el pantanoso terreno de los detractores. Utilizo lo que en las encuestas se conoce como NS/NC (no sabe, no contesta). Suelo ver los vídeos que de ella aparecen en Internet y la verdad es que son impactantes y de una belleza visual incuestionable. Al día de hoy, Rosalía, es un fenómeno mediático de alcance internacional. Tiene 28 años de edad y en las entrevistas muestra un discurso muy maduro y con un pleno convencimiento de que la fama puede ser efímera. Estamos instalados en una Sociedad de usar y tirar y todo se mueve en función de la volátil moda de cada momento. La vida de un artista es siempre una larga travesía en el tiempo donde se mezclan las rosas y las espinas. Saber reciclarse cada cierto tiempo y mantenerse al margen de los interesados vientos en favor o en contra es fundamental para que se hermanen Arte y Artista. De todas formas no pierdo la esperanza de escuchar cantar algún día a Rosalía por Soleá sin más compañía que un guitarrista. Entonces, solo entonces, podré pronunciarme de sus posibles virtudes como cantaora. Mientras, dejemos que gente joven de tantísimo talento puedan navegar por los mares de la libertad. Rosalía triunfa en la actualidad clamorosamente y principalmente de ella depende de que con el tiempo no la conviertan en un “juguete roto”. El bazar de los éxitos fulgurantes está llenos de ellos.
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