jueves, 4 de mayo de 2023

Los turistas accidentales


Decir que el Casco Histórico (la zona monumental ni les cuento) de nuestra Ciudad está tomada por el turismo no es decir nada que no se ajuste a la realidad. Son personas que mayoritariamente hace tiempo que rebasaron los umbrales de la madurez y que, en algunos casos, será la última oportunidad que tengan de pisar suelo sevillano. Pocas dudas caben que son una fuente fundamental para la supervivencia económica de esta Ciudad y eso nos debe resultar prioritario, posibilitando que muchos de los habitantes de Sevilla puedan cubrir sus necesidades. Los veo a diario y me resulta llamativo la uniformidad de sus indumentarias. Llevan pantalones cortos (hombres y mujeres), gorras o sombreros de paja y en algunos casos camisetas de tirantas. Los pinreles los adornan con sandalias y calcetines negros y, los mas sibaritas, llevan zapatillas deportivas. Reconozco que en Sevilla hay mendigos con mejores prestancias en el vestir que algunos de estos turistas. Portan mochilas (donde siempre sobresalen las botellas de agua) como si en vez de a la Catedral fueran en busca de El Dorado. Tampoco les falta sus inseparables mapas. Andan lentamente como zombis urbanos y se muestran sorprendidos (entiendo que muy gratamente) por la hermosa contemplación de las muchas maravillas que esta Ciudad les ofrece. En los días feriales algunas turistas llevaban una flor en la cabeza como si se las hubieran tirado desde un balcón. Para las turistas nacionales inventaron unos sombreros “cordobeses” de cartón color rojo-rojísimo. Compruebo con cierto placer que son personas cívicas y muy agradecidas con la Ciudad y el buen talante de sus habitantes. Eso si, parecer ser que algunos turistas más jóvenes se muestran bastante incívicos en los numerosos pisos de alquiler que se han habilitado para el turismo. En estos días se ha desatado en algunos sectores que se retroalimentan de la “Guerra de guerrillas” la turismofobia. Tampoco es esa la solución. Las personas tienen derecho a desplazarse a los sitios y lugares de sus preferencias y es una supina estupidez criminalizarlos. Son las autoridades, nuestras ¿incompetentes? autoridades, las que tienen que gestionar la racionalización del turismo en Sevilla. No es una frase hecha que las ciudades que se entregan atadas de pies y manos al turismo (Venecia, Florencia, Roma, los Campos Elíseos de Paris, Barcelona….) terminan perdiendo sus señas de identidad sociales y culturales. Cuando los daños colaterales ya se nos muestran irreversibles tratar de intentar restañar los destrozos causados en la idiosincrasia de las ciudades es una tarea tan inútil como tardía. Seamos receptivos y amables (siempre lo hemos sido) con los turistas que nos visitan. Al final todos hemos sido alguna vez turistas accidentales. Muy lejos queda ya en el tiempo la época de los viajeros románticos a los que tanto les debe la Historia del Flamenco. El romanticismo ha sido vencido por el consumismo más hortera. Lo efímero ya forma parte indisoluble de nuestras vidas y todo queda contextualizado en las galerías (nubes) de fotos de cada movil. Hoy todo es susceptible de ser captado por la cámara de los móviles. Los turistas, en lo bueno y lo malo, no son mas que un fiel reflejo de una Sociedad donde hace tiempo que las formas le ganaron la batalla al fondo de las cosas. Turismo de masa o masa (calentitos) para los turistas. He ahí la cuestión.

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