El pasado domingo se cumplieron sesenta años del fallecimiento del poeta Luis Cernuda (Ciudad de México – 5 de noviembre -1963). Falleció cuando estaba residiendo en la casa de su gran amiga Concha Méndez. Cernuda había nacido un 21 de septiembre de 1902 en la sevillana calle Conde de Tójar (hoy calle Acetres) y fue bautizado en la cercana Iglesia del Salvador. La obra poética cernudiana no ha hecho mas que crecer con el paso de los años y hoy esta considerado como uno de los grandes poetas universales. Cernuda ha sido muy estudiado (tanto personal como literariamente) en distintas biografías y tesis doctorales. En la actualidad basta con asomarse a las páginas de Wikipedia para obtener su semblanza biográfica de forma extensa y pormenorizada. Su abuelo materno tenia una droguería en la Plaza del Pan (Plaza Jesús de la Pasión) y por esa mágica zona sevillana transcurrieron los primeros años del poeta. Estudió Derecho en la Universidad de Sevilla y allí, en el primer año de carrera, fue cuando conoció a Pedro Salinas (su profesor de Literatura). Este hizo una definición de aquel tímido muchacho difícilmente mejorable. Dijo del joven y talentoso Luis Cernuda: “Difícil de conocer. Delicado, pudorosísimo, guardándose su intimidad para él solo, y para las abejas de su poesía que van y vienen trajinando allí dentro -sin querer más jardín- haciendo su miel. La aficion suya, el aliño de su persona, el traje bien planchado, esos nudos de corbatas perfectos, no es más que deseo de ocultarse, muralla del tímido, burladero del toro malo de la atención pública. Por dentro cristal. Porque es el más licenciado Vidriera de todos, el que más aparta a la gente de sí, por temor que le rompan algo, el más extraño”. Coincide el sesenta aniversario de su fallecimiento con la excelente noticia de que su Casa Natal va a ser -¡por fin!- restaurada y recuperada para la creación de la Casa Museo Luis Cernuda. Puede que sea verdad que nunca es tarde si la dicha es buena. Pasar por la calle Aire (donde vivió el poeta) y no pararse a leer el azulejo con su poema “Jardín Antiguo” es una herejía literaria y sevillana. Siempre podemos encontrar una buena ocasión para leer a Luis Cernuda y siempre lo será para recordar su civismo, su compromiso social y su inquebrantable sevillanía. Cernuda inmortal.
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