viernes, 3 de mayo de 2024

La vida en el espejo



“El espejo donde te mira
te mira como tú eres
pero nunca te dirá
los pensamientos que tienes” 
 (Soleá – Camarón de la Isla)


Las brujas, para blanquear su maldad, le preguntaban a los espejitos mágicos si seguían  siendo las más guapas del Reino.  Los espejos, como fieles cortesanos, le respondían que sin ninguna duda ellas eran las más bellas. Tampoco era plan de enfrentase al Poder pues ya sabemos las consecuencias de la noche de los cristales rotos.  En la Historia del Cine los espejos son algo más que un elemento accesorio y se nos configuran como algo fundamental en la trama.  En ellos se reflejan los rostros de la maldad y, paralelamente, también aparecen los de la bondad y la belleza.  Los malvados siempre le sonríen al espejo como ejemplo de que para ellos ser malos siempre tendrá un aliciente añadido.  Los buenos casi nunca se miran al espejo (no lo necesitan) y en las mujeres bellas son los espejos los que se miran en ellas.  El espejo siempre es el mismo; varia quién está frente a él.  Una película de suspense sin un espejo es lo mismo que una bandera sin un palo.  El espejo, tu espejo, es un fidedigno compañero de viaje que te va mostrando cada día  el  fiel  testimonio del paso de los años. Te va marcando la crónica anunciada de tu desgaste físico.  Nunca engaña y  te suele avisar con antelación que nuevas anomalías, dignas de ser atendidas, presenta tu cuerpo.  Recuerdo que en mi juventud cuando se quería alabar el físico de una mujer  siempre se decía que “tenia muy buen tipo”.   Aunque el latiguillo posterior dejaba incompleto el piropo: “tiene muy buen cuerpo pero de cara no es muy agraciada”.  Seguro que el espejo le aclaraba a la interfecta esta dicotomía pues allí se reflejan cuerpo y cara.  Dicen los poetas que cuando la luna se refleja en los ríos estos hacen las veces de espejo y devuelven su imagen plateada a los olivares del campo.  En la mágica y excelente novela de Juan Marsé (El embrujo de Shanghai-1992) los espejos se nos manifiestan tanto física  como metafóricamente.  Alicia se abría paso hacia el País de las Maravillas a través del espejo.  Dicen que la cara es el espejo del alma aunque suele ocurrir que ni todas las caras tienen alma ni todas las almas tienen cara.  Los espejos permanecen inertes a la espera de cobrar vida con la presencia humana.  Cantaba  el gran Serrat que su madre crió canas pespunteado pijamas y su padre se hizo viejo sin verse en el espejo. Mi padre se peinaba y se afeitaba sin necesidad de mirarse al espejo.  Seguro que la realista imagen que este le devolvería no seria de su agrado.  Vivió toda su vida sin espejo y cuando creía tener algo raro en la cara le decía a mi madre que se lo mirara.  Seguro que le daba más crédito la opinión de su compañera que la que le podía proporcionar el espejo.  El espejo, los espejos y los espejismo como fieles testaferros de nuestra andadura terrenal.  Los reflejos como el gran enigma de esto que llamamos vida.

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