viernes, 12 de febrero de 2010

La Setaterapia.


Leo, no sin cierto estupor, que el Ayuntamiento de la Ciudad ha librado dieciocho millones de euros para “empujar” la terminación de las “Setas” de la Encarnación. Pendiente de rendir cuentas a la conclusión (¿) de este engendro arquitectónico y urbanístico, ya se llevan invertidos ¡50 millones de euros! (multipliquen esta partida por 167 y ya verán cuantas salen de las antiguas pesetas).

Que duda cabe que vivimos en una Sociedad compleja y contradictoria. Buscamos de manera permanente aquello de: men sana in corpore sano. Primero nos bombardean desde todos los frentes –políticos y mediáticos- para que nos atiborremos en lo físico, lo social, lo intelectual y lo político de basura material e ideológica. Después, cuando ya nos invade el estrés de cuerpo y alma, nos venden que nos pongamos manos a la obra para reconstruirnos. Se trata de que saneemos esta ruina física y mental en que nos hemos –han- convertidos. Nos dice Papá-Estado: “no fuméis ni bebáis alcohol que es malo para salud”. “Haced deporte y comed sano pedazos de inútiles”. Esto no es óbice para que instauren gravosos impuestos sobre el fumeque y el mollate. Nos atiborran de comidas-basuras –en forma de conservantes, colorantes y demás complementos “alimenticios” artificiales”- para luego reclamarnos que cuidemos nuestro colesterol y nuestra tensión arterial. La ultima pasada fue con la “pandemia” de la Gripe A. Se adquirieron por parte de nuestro Gobierno diecisiete millones de vacunas (un fortunón) y parece ser que el uso de las mismas no ha llegado ni a los dos millones y medio. Entre los denominados grupos de riesgo la vacunación no ha llegado siquiera al veinte por ciento. La gente no se fía y se guía en estos casos de su instinto de conservación. ¿Hacerle caso a los políticos con la que nos han liao”. Vamos, ni de coña.

Ahora se ha abierto –estaba cantado- un cierto debate de si esta “epidemia” no estaría más en consonancia con hacer caja –jugosa y suculenta caja- por parte de la Industria Farmacéutica, con el beneplácito de algunos dirigentes de la OMS. Será o seró, que decimos por estos lares. “Piensas mal y acertarás”, que dicen los maliciosos. El tiempo dirá –si alguno vez lo sabemos- que hay detrás de este tinglado. Estoy seguro que dentro de muy poco tiempo el tema será carne de Hemeroteca.

En la actualidad el campo tereapéutico alcanza infinidad de registros. Superado “el Diván de don Sigmund Freud” y cuestionada la terapia de grupo, nos enfrentamos a una modalidad de terapias individuales extensas y diversas, tanto en el fondo como en las formas.

Tenemos: aromaterapia, barroterapia, músicaterapia, baños termales árabes o romanos, yoga, deporte, meditación trascendental, libros de auto-ayuda……. y algunas más que me dejo en el tintero para no aburrir al personal.

Yo propongo uno nuevo: la setaterapia. Como en definitiva de lo que se trata es de recuperar el sosiego y la paz espiritual, descargando de paso el estrés que empecinadamente nos acompaña, y que consigue que los domingos nos quememos los labios con el primer café mañanero, esta terapia debíamos experimentarla.

¿Y en que consiste la setaterapia?. Muy fácil. Nos vamos solos y sin más compañía que nuestro cabreo ciudadano a la Plaza de la Encarnación. Nos paramos en el centro de la misma mirando absortos y curiosos el trozo de “setas” construidas. A no dudar, en un breve periodo de tiempo algún transeúnte nos comentará: “valiente mamarracho han hecho aquí esta gente”. Luego con la punta del pie izquierdo (no lo haga con el derecho so pena de que le llamen facha) mueva algunas de las losetas rotas o sueltas recien colocadas. Alguien a no dudar le dirá: “vaya mierda de pavimento. Y el dineral que habrá costao”. Luego encamine sus pasos al cercano Mercado de Abastos. Compre cualquier cosa al azar y comente con el placero: ¿Saben ustedes cuando dejais esta “instalación provisional”?. Agarrese con los comentarios que a no dudar le hará. Un vez cubierto este periplo, volverá a su casa posiblemente hablando solo y entre dientes, pero con una descarga de adrenalina evidente.

La setaterapia o la posibilidad que se le ofrece a un sevillano/a de largar “jierro” sin tener que aposentar las posaderas en los dominios de Mister Roca. Vuelves de la Encarnación reconfortado pues puede que sea verdad aquello de: “mal de muchos consuelo de…..futuros votantes”.

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