SevillaTV tiene un programa, un excelente y más que recomendable programa, comandado por Paco Robles y felizmente bautizado como “Ojos que nos ven”. A pesar de ser emitido por una televisión local, me consta que el mismo es seguido por infinidad de sevillanos/as huérfanos de una información valiente, veraz y objetiva sobre nuestra querida y maltratada Ciudad.
Pero como en este santo y sufrido país nuestro todo lo bueno es susceptible de ser empeorado, por ahí andan en la actualidad con el horario de este necesario “pograma” (en versión popular) . El mismo que diría aquel…..”que cada noche te persigue”. En principio tenía un formato semanal con dos horas de duración y comenzando a una hora más que prudente, las diez de la noche. Ahora se nos da fragmentado en dos días a la semana (martes y miércoles con una hora de programación por día). Se ha retrasado su comienzo o bien a las once; o a las once y diez; once y veinte; once y treinta; once y treinta y cinco…. De locos. Lo peor es que en la espera te ponen unas películas muy raras o unos monólogos humorísticos, caducos y obsoletos.
Estoy convencido que estos cambios programáticos son ajenos a don Paco Robles and company. Serán consecuencia de la reestructuración televisiva motivada por la señal de la TDT de marras. Posiblemente en la llamada “teleliebre” esto no ocurra, pues se puede utilizar el dinero de los contribuyentes para su interesada y sectaria puesta en escena televisiva. Curiosa paradoja: tenemos acceso a veinte canales de videntes, que le dirán por que caminos deambulará el carro de su fortuna, y ninguno que le muestre con rigor los problemas de su Ciudad. “Cosas veredes, Sancho”, que diría el Caballero de la Triste Figura.
Soy un firme convencido de la importancia para los ciudadanos de las televisiones locales. No está de más estar informado de los asuntos nacionales o internacionales, pero no es menos importante conocer y valorar la problemática de tu Ciudad. Con la eliminación de la publicidad en TVE se ha dado un gran paso, y se debe conjugar con una programación de calidad, donde informar, formar y entretener no sea meter la boca en los estercoleros catódicos de algunas televisiones privadas. Es de esperar –y deseable- que nuestro maleado Canal Sur emprenda este deseado y positivo camino mediático. El proceso de saneamiento aquí será largo y laborioso, pero todo se reduce a la voluntad –buena voluntad- de los políticos de turno en el poder. Démosle al rigor, la objetividad y la cultura una nueva oportunidad. Cuando menos concedámosles el beneficio de la duda.
“Ojos que nos ven” va directo al meollo de los problemas. Cuenta con un dúo compuesto por Joaquin Moeckel y Pablo Ollero, que ha alcanzado justa fama en nuestra Ciudad. El primero, debatiendo con una sutil ironía sevillana (con guasa que decimos por estos lares); el segundo, con un sereno y calculado discurso dialéctico para nada impostado, sino más bien fruto de la reflexión y el análisis de los que tienen la cabeza bien amueblada. Son una especie de “Dúo Dinámico” en versión “islacartujera”. Con la salvedad de que cuando Manolo y Ramón dicen: “quince años tiene mi amor”; ellos dicen: “quince años tienen –o tendrán- las obras de la Encarnación”. Como todo lo bueno, sus debates siempre nos parecen cortos en el tiempo.
De Paco Robles poco puedo contarles que ya no se sepa. Si quieren una muestra gloriosa de por donde caminan los sentimientos más nobles de este escritor sevillano, lean su “Sevilla, ciudad eterna”. Aquí desgrana sus conocimientos y vierte, como la cera nazarena por calle Francos, sus sentimientos literarios y sevillanos. Los mismos que fueron amamantados en la cima de un puente que une San Bernardo con la Puerta de la Carne. Tengo grabado, y la veo con frecuencia, la charla televisiva que mantuvo con Víctor García Rayo sobre nuestra Semana Grande. ¡Que manera de atraparte desde la belleza dialéctica y la reflexión más sevillana y sentimental!.
Creo –sinceramente- que su cumbre como articulista la consiguió en el periódico “El Mundo” (memorable el “Trío de Capilla” con Javier Rubio y Juan Miguel Vega). Abundando en un ejercicio de sinceridad, en “ABC” lo noto menos suelto y más sujeto a una linea editorial (menos Paco Robles en definitiva).
Escribir un artículo diario y tratar de ser siempre original es sumamente complicado y Paco Robles lo consigue. Te atrapa y sin conocerlo en lo personal lo sientes cercano, y formando parte de tu entramado cultural, vivencial y sentimental.
Entronca amorosamente con los grandes –y olvidados- escritores de esta Ciudad de sangre, pena, gozo y luz. Sabe y conoce el pago –el mal pago- que la Ciudad de la Gracia le da a sus mejores hijos pero no le importa. Los que lo conocen bien me comentan que es un bonachón sentimental, de guasa fina y soterrada, amante de aquello que permanece anclado en nuestros sentimientos más nobles, y con una curiosidad intelectual sin limites.
Siga pues don Paco con sus “Ojos que nos ven”. A deshora, fragmentado, detrás de una película de serie “B” donde salen los “tíos” con pantalones de campana. No importa, lo seguiré esperando pacientemente en mi butacón, aunque tenga que alterar mis pautas y horarios de candidato a la Tercera Edad. Todo sea por Sevilla y sus verdades. Por cierto se me olvidaba hacerle una modesta sugerencia: cuando critique a alguien –o algo- del PP, no es necesario que utilize a modo de tic el siguiente latiguillo: “para que vean que aquí no nos casamos con nadie”. Es obvio que asi es. Yo he visto como usted nos mostraba –más de una vez- una silla vacia como consecuencia de que el invitado “del poder” había rehusado comparecer. También mostrarnos una franja con un número de teléfono, para que quien estimara oportuno ejerciera su legítimo derecho de replica, y nunca que yo sepa llamó nadie. Así que sobran las justificaciones. Somos conscientes de que usted solo esta casado con su santa esposa, con su verdad, con el rigor informativo y de perpetuo noviazgo con la Ciudad de Sevilla.
Pero como en este santo y sufrido país nuestro todo lo bueno es susceptible de ser empeorado, por ahí andan en la actualidad con el horario de este necesario “pograma” (en versión popular) . El mismo que diría aquel…..”que cada noche te persigue”. En principio tenía un formato semanal con dos horas de duración y comenzando a una hora más que prudente, las diez de la noche. Ahora se nos da fragmentado en dos días a la semana (martes y miércoles con una hora de programación por día). Se ha retrasado su comienzo o bien a las once; o a las once y diez; once y veinte; once y treinta; once y treinta y cinco…. De locos. Lo peor es que en la espera te ponen unas películas muy raras o unos monólogos humorísticos, caducos y obsoletos.
Estoy convencido que estos cambios programáticos son ajenos a don Paco Robles and company. Serán consecuencia de la reestructuración televisiva motivada por la señal de la TDT de marras. Posiblemente en la llamada “teleliebre” esto no ocurra, pues se puede utilizar el dinero de los contribuyentes para su interesada y sectaria puesta en escena televisiva. Curiosa paradoja: tenemos acceso a veinte canales de videntes, que le dirán por que caminos deambulará el carro de su fortuna, y ninguno que le muestre con rigor los problemas de su Ciudad. “Cosas veredes, Sancho”, que diría el Caballero de la Triste Figura.
Soy un firme convencido de la importancia para los ciudadanos de las televisiones locales. No está de más estar informado de los asuntos nacionales o internacionales, pero no es menos importante conocer y valorar la problemática de tu Ciudad. Con la eliminación de la publicidad en TVE se ha dado un gran paso, y se debe conjugar con una programación de calidad, donde informar, formar y entretener no sea meter la boca en los estercoleros catódicos de algunas televisiones privadas. Es de esperar –y deseable- que nuestro maleado Canal Sur emprenda este deseado y positivo camino mediático. El proceso de saneamiento aquí será largo y laborioso, pero todo se reduce a la voluntad –buena voluntad- de los políticos de turno en el poder. Démosle al rigor, la objetividad y la cultura una nueva oportunidad. Cuando menos concedámosles el beneficio de la duda.
“Ojos que nos ven” va directo al meollo de los problemas. Cuenta con un dúo compuesto por Joaquin Moeckel y Pablo Ollero, que ha alcanzado justa fama en nuestra Ciudad. El primero, debatiendo con una sutil ironía sevillana (con guasa que decimos por estos lares); el segundo, con un sereno y calculado discurso dialéctico para nada impostado, sino más bien fruto de la reflexión y el análisis de los que tienen la cabeza bien amueblada. Son una especie de “Dúo Dinámico” en versión “islacartujera”. Con la salvedad de que cuando Manolo y Ramón dicen: “quince años tiene mi amor”; ellos dicen: “quince años tienen –o tendrán- las obras de la Encarnación”. Como todo lo bueno, sus debates siempre nos parecen cortos en el tiempo.
De Paco Robles poco puedo contarles que ya no se sepa. Si quieren una muestra gloriosa de por donde caminan los sentimientos más nobles de este escritor sevillano, lean su “Sevilla, ciudad eterna”. Aquí desgrana sus conocimientos y vierte, como la cera nazarena por calle Francos, sus sentimientos literarios y sevillanos. Los mismos que fueron amamantados en la cima de un puente que une San Bernardo con la Puerta de la Carne. Tengo grabado, y la veo con frecuencia, la charla televisiva que mantuvo con Víctor García Rayo sobre nuestra Semana Grande. ¡Que manera de atraparte desde la belleza dialéctica y la reflexión más sevillana y sentimental!.
Creo –sinceramente- que su cumbre como articulista la consiguió en el periódico “El Mundo” (memorable el “Trío de Capilla” con Javier Rubio y Juan Miguel Vega). Abundando en un ejercicio de sinceridad, en “ABC” lo noto menos suelto y más sujeto a una linea editorial (menos Paco Robles en definitiva).
Escribir un artículo diario y tratar de ser siempre original es sumamente complicado y Paco Robles lo consigue. Te atrapa y sin conocerlo en lo personal lo sientes cercano, y formando parte de tu entramado cultural, vivencial y sentimental.
Entronca amorosamente con los grandes –y olvidados- escritores de esta Ciudad de sangre, pena, gozo y luz. Sabe y conoce el pago –el mal pago- que la Ciudad de la Gracia le da a sus mejores hijos pero no le importa. Los que lo conocen bien me comentan que es un bonachón sentimental, de guasa fina y soterrada, amante de aquello que permanece anclado en nuestros sentimientos más nobles, y con una curiosidad intelectual sin limites.
Siga pues don Paco con sus “Ojos que nos ven”. A deshora, fragmentado, detrás de una película de serie “B” donde salen los “tíos” con pantalones de campana. No importa, lo seguiré esperando pacientemente en mi butacón, aunque tenga que alterar mis pautas y horarios de candidato a la Tercera Edad. Todo sea por Sevilla y sus verdades. Por cierto se me olvidaba hacerle una modesta sugerencia: cuando critique a alguien –o algo- del PP, no es necesario que utilize a modo de tic el siguiente latiguillo: “para que vean que aquí no nos casamos con nadie”. Es obvio que asi es. Yo he visto como usted nos mostraba –más de una vez- una silla vacia como consecuencia de que el invitado “del poder” había rehusado comparecer. También mostrarnos una franja con un número de teléfono, para que quien estimara oportuno ejerciera su legítimo derecho de replica, y nunca que yo sepa llamó nadie. Así que sobran las justificaciones. Somos conscientes de que usted solo esta casado con su santa esposa, con su verdad, con el rigor informativo y de perpetuo noviazgo con la Ciudad de Sevilla.
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