Los días van pasando de manera lenta o vertiginosa (según cada caso en particular) y ya, de manera imparable, el inquietante 2011 va a rendir cuentas con su primera cita mensual con el almanaque. Muy lejano nos parece cuando hace muy pocos días nos deseábamos paz, felicidad y prosperidad para encarar, con el ánimo renovado, tiempos tan difíciles como los que nos esperan. El primer día del año nos amaneció con una serie de subidas de elementos de primera necesidad que, según argumenta este Gobierno que nos ha tocado en “suerte”, son medidas impopulares pero absolutamente necesarias. Como síntoma inequívoco de en manos de quien estamos, ahí quedarán para la posteridad las declaraciones del Ministro Sebastián, comparando la subida de la “luz” (casi un 10%) con lo que representa un modesto y necesario café. Sobran comentarios o, posiblemente, sobren algunos de estos políticos “socialistas” de cartón piedra. Se van a recortar más prestaciones sociales que a la postre dan sentido a la socialdemocracia y que, en la actualidad, ha sido enterrada tras una cortina de humo (de puro habano en restaurante de postín). ¡A cualquier cosa se le llama hoy día ser socialdemócrata! ¿No cree usted que estoy en lo cierto señor Griñán?
En los próximos meses es más que previsible que se produzcan cambios políticos en nuestra vida cotidiana de sevillanos, andaluces y españoles. ¿Será para mejor? Sinceramente y dada mi militancia actual en el resbaladizo terreno de los escépticos no lo tengo nada claro. La primera cita a la que estamos convocados será en Mayo para las municipales y, la misma, entiendo que es cualquier cosa menos irrelevante. “Ajolá” que Zoido o Espadas consigan la mayoría absoluta y no tengan cortapisas para aplicar –o al menos intentar- su programa electoral. Líbrenos Dios de las incorporaciones, vía Pactos, de oportunistas y demagogos, siempre esperando que les llamen a la puerta para mostrar sus tarifas políticas. Creo que dado el “nivelito” y la gestión de quien abandona -¡ufff, ya era hora!- la poltrona de la Casa Grande, quien resulte elegido Alcalde no tendrá muy complicado el superar una “gestión” tan nefasta. Me temo, eso si, que al desembarcar en el muelle de la Plaza Nueva le espere una herencia envenenada (existe una deuda reconocida que supera con creces los 600 millones de euros) que, espero equivocarme, pueda ser la excusa perfecta que justifique la carencia de nuevos proyectos para la Ciudad. Tiempo al tiempo. La “roncha” que se va a encontrar será de órdago y tendrá que poner orden, por vía de urgencia, en el caos organizativo en que esta sumida la vieja Híspalis. Tendríamos que hacer siempre lo contrario de lo que nos “recomiendan” algunos políticos –sobre todo los mediocres- en materia social y económica (lo cultural, alimento para el alma de los espíritus libres, cada día interesa menos). Ya está bien de aplicarnos el cuento de la “Aldea Global”, conociendo las funestas consecuencias que nos ha traído pertenecer a la misma. Dar prioridad a los problemas más acuciantes de tu familia, tu barrio y tu Ciudad es la mejor manera de posibilitar que las cosas mejoren. No te preocupes de conocer las interioridades del funcionamiento de la UE o del FMI, pues siempre te van contar mentiras (impagable lo del Wikileaks). Preocúpate como funciona tu gente más cercana; las Asociaciones sociales de tu barrio y, preocúpate de conocer los entresijos que mueven la vida política, social y cultural de tu Ciudad. En no cruzarte de brazos, y siendo parte activa de las posibles soluciones a los problemas existentes, puede estar el quid de la cuestión.
En este contexto urbano y sentimental es donde Dios y las circunstancias te han situado para que vivas. ¿Qué puñetas te importa como esté iluminada la sede de la UE en Bruselas si tu calle está siempre a oscuras?
Los políticos actuales (con honrosas y contadas excepciones) se sienten cómodos en el terreno de la divagación y la extensión de los problemas. Demagogos irredentos a los que les interesa hablar del Paro y no de los parados (lo primero es un dato estadístico, lo segundo un drama humano que en cada caso tiene nombre y apellidos).
Don Francisco (de Goya, sin premio) nos dejó plasmado en un aguafuerte lo que tituló: “El sueño de la razón produce monstruos”. Pues no digamos lo que produce la pesadilla de la política actual en España.
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