martes, 25 de octubre de 2011

La primera vez



¡Cuánto te amé, Ciudad de mi niñez,
De juego, amoríos….desengaños;
Fuiste testigo fiel de mi vejez
Al paso inapelable de los años!


Mi vecina Amparo, una sanluqueña conversa, confesa y reciclada en sevillana, tiene la buena y sana costumbre de alegrarnos cada mañana con el soniquete de “Sal Marina”. Así empieza cada día cuando muy de mañana tiende una de las tres coladas que hace cada día (por Pino Montano circula un dicho y es: “Anda que trabajas más que la lavadora de la Amparo”). Hoy, cuando ya la manga corta va buscando una ampliación hasta la muñeca, ha puesto el tema donde empieza el grupo sanluqueño cantando aquello de: “La primera vez fue en Sevilla / fue en Sevilla / que yo la besé / fue en Sevilla / ¡Ay, chiquilla!”. Para todo, absolutamente para todo, siempre existe un estreno, una primera vez en definitiva. Hasta donde todavía me acompaña la memoria creo recordar que todas mis primeras veces fueron en Sevilla. Mi primera “rabona” inducida (primera y última pues siempre me gustó mucho el colegio) en el “Mesón del Moro”. Mi primera salida en la Candelaria. Mis primeros pantalones largos que, por cierto, “picaban” más que to sus……. Mi primer trabajo –con catorce años- en Almacenes Olimpia en la calle San Luís. Mi primer baile adolescente en San Bernardo y mi primer beso furtivo con sabor a fresa y miel. La primera vez donde puse a una muchacha (concretamente del Castillo de las Guardas) “mirando pa Brenes”. Mi primer desengaño amoroso y el roce a los primeros parpados yertos de mi sangre (los de mi abuela Teresa). Mi primer baño en el peligroso río. La primera vez que escuché cantar Flamenco. Mi primer encuentro con el Séptimo Arte. Mi primera emoción lectora atrapado por la magia de Alejandro Dumas. Mi primer encuentro con Elvis y los Beatles. Mi primer partido presenciado –y padecido- en el viejo Heliopolis. Mi primera salida prolongada de la Ciudad para “cumplir el Servicio Militar” en tierras ceutís…. ”Ardor guerrero vibra en nuestras voces y de amor patrio hendido el corazón”. Un pacifista jugando a la Guerra por los campos de tiro de Ceuta. La primera vez que enterré a un amigo de gozo y pena….”Temprano levantó la muerte el vuelo / temprano madrugó la madrugada / temprano estás rodando por el suelo”. Esa primera ocasión donde un profesional de bata verde te dice que ya formas parte del dulce y sacrificado reino de los padres. Esa primera vez donde, asombrado, viste al “Cabeza” pagar una convidá sin anestesia en una taberna. Un feliz primer momento para decir un “si quiero” y otro para un triste “ya no puedo quererte”. Todo al final formando un ciclo repleto de primeras y últimas veces para casi todo. Siempre, eso si, bajo la sombra y amparo de la Torre Grande de la Ciudad. No tengo reparos en reconocer que mi primera vez más reciente ha sido la más alentadora de mi existencia: mi estreno como abuelo “Made in Seville”. La risa del “enano” me redime y me reconforta con los avatares del ejercicio de vivir. Cuantos amigos, estrenados en esos menesteres, me decían que era una sensación irrepetible y difícil de concretar -salvo en la propia experiencia- lo clavaron. Mi última y temida primera vez ha sido recientemente con mi estreno como huérfano tras el fallecimiento de mi madre. Con sus casi 99 años de edad era “Ley de Vida”, aunque los humanos nunca estamos suficientemente preparadas para algunas leyes. Lo canta Sal Marina……”La primera vez fue –siempre- en Sevilla……..

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