Había motivos más que sobrados para la esperanza informativa en la Radio y la Televisión pública (RTVE). La misma que de verdad debe –o debía- ser la de todos los españoles. En los últimos años (Ley del 2006) había comenzado una esperanzadora, objetiva, rigurosa y excelente trayectoria. El “Triángulo de las Bermudas” de las ondas que tiene como fundamento informar, formar y entretener estaba ¡por fin! a punto de hacerse realidad. Se llegó a denominar a “nuestra” televisión pública como una BBC a la española (ni el Gobierno ni la Oposición estaban “contentos” con los informativos. Signo inequívoco de imparcialidad y rigor). Pero nuestro gozo en un pozo. ¿Vuelve el NO-DO? Aquí solo se mantiene en el tiempo lo intrínsicamente negativo y perverso. Alguien dijo un día que: “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”, e ingenuamente lo terminamos todos creyendo. ¡Lo bueno cuanto más dure mejor! Se habían eliminado los cansinos anuncios y se informaba con rigor y objetividad. Se formaba a los ciudadanos a través de documentales y programas culturales de todo tipo y condición. Las series y películas no estaban exentas de calidad y los profesionales del “medio” no paraban de recoger premios. Lógicamente, en cada encuesta del EGM las audiencias subían continuamente. ¡Y todo sin anuncios! Pero arribaron al Palacio de la Moncloa las huestes del PP ( que nadie se engañe: los “socialistas” que se fueron, castigados por las urnas, no eran mejores) y se marcaron entre una de sus prioridades el asalto ideológico a la RTVE. Fueron desalojando uno tras otro (con nocturnidad y alevosía agosteña) a todas las “estrellas” de la etapa anterior (amén de una parte sustancial de la cúpula directiva). Aún a riesgo de omitir alguno, detallo los ceses más significativos: RNE, Juan Ramón Lucas (“En días como hoy”) y Toni Garrido (“Asuntos propios”). TVE, Alicia G.Montano (“Informe semanal”); Ana Pastor (“Los desayunos de TVE”); Xavier Fortes (“La noche en 24 horas”); Josefa Rodríguez Voces (Editora de “Telediario 1”); Pepa Bueno (“Telediario-2”) se fue “un cuarto de hora” antes de que la cesaran. Fiel a mi estilo no descalificaré a los profesionales llamados a sustituir a los cesados (todos terminamos ocupando los huecos que otros van dejando), pero la bajada de audiencia ya empieza a verificarse de manera notoria. La “configuración” del órgano dirigente de RTVE (llevada a cabo sin ningún tipo de consenso) nace viciada desde sus orígenes. La Crisis (con una clara excusa coyuntural) está situando al PP en una situación de dominación ideológica poco acorde con los cánones de una Derecha moderna y democrática. Aprovechando que “el Pisuerga pasa por Valladolid” están liquidando una serie de libertades que dan –o daban- auténtico sentido a la Democracia. No solo se han efectuado “recortes” en el área económica (que pueden ser más o menos discutibles) sino, lo que es peor, también en el campo de las libertades y los derechos sociales conquistados durísimamente por los ciudadanos. Esto es grave, profundamente grave, como para andarse con veleidades literarias. Pero, que nadie se llame a engaño: los cimientos de esta serie de despropósitos se pusieron durante el Gobierno de Zapatero. Estoy convencido que a menos que el PP cambié drásticamente su rumbo social y político, las consecuencias –para todos- serán imprevisibles. El sectarismo en política es un precio que se termina pagando en las urnas (PSOE dixit). Arden los graneros en España y están echando gasolina para apagarlos.
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