Poco podía imaginar José María Blanco Lejía que cuando, después de cincuenta años de actividad, decidió cerrar su droguería en Guillena se iba a desencadenar un conflicto de tal magnitud. Dos familias chinas, los Wand y los Zhang, peleaban con denuedo para hacerse con el traspaso del local (ubicado en pleno centro del pueblo) y montar su enésima tienda en la zona. El enfrentamiento de estas dos familias -repletas de samuráis en sus ancestros- venía de muy antiguo. Todo arrancó, allá por la Ciudad de Chengdu con una versión de “Tarantos y Montoyas” en clave nipona. Una variante china de Romeo y Julieta acontecida en el primer tercio del siglo XX. La amorosa historia y su compulsivo final quedaron marcados para la historia en la Gran Muralla China. Todo al final quedó resuelto en clave de golpes al aire a ritmo de katanas. Se juraron, a sangre y pólvora, eterna enemistad entre las dos familias. Arribaron a Sevilla a finales de los años ochenta dispuestos a probar fortuna como hábiles mercaderes. Nunca sabremos que familia llegó primero (ninguna se ponía de acuerdo en este punto) y quien, por tanto, actuó por puro mimetismo. Traían unos ahorros que les permitieron aguantar unos meses hasta tomarle el aire a la gente y sus cosas. Se dejaron aconsejar por la todavía incipiente colonia china y ya todo fue coser y…vender. Se trajeron su ancestral odio cuando arribaron a la provincia de Sevilla. Siempre que coincidían en algún polígono para proveerse de artículos, sus miradas desprendían destellos de odio y venganza. Ahora, la posibilidad de instalarse en Guillena (único pueblo de la zona donde no estaban establecidos) ha encendido una mecha de imprevisible consecuencias. Pujan y pujan por el alquiler o la compra del local, y el droguero no sabe ya cuando podrá cerrar el trato e irse de pesca a la cercana ribera. Ha tenido que mediar, ante de que el asunto estalle, el Defensor del Pueblo de Castilblanco de los Arroyos, don Baldomero Agua Va. Consiguió reunir a ambas familias y lograr una formula acorde con sus tradiciones: una pelea de karate. Cada familia elegirá a su miembro más avezado en estas lides y el escenario será la Plaza de Toros de La Algaba (allí donde el Faraón de Camas colgó capote, muleta y Arte todavía no superado). Todo está preparado para el próximo sábado día 17 de noviembre a las cinco de la tarde. La expectación en la comarca es máxima y ya están prácticamente agotadas todas las localidades. La reventa se las promete muy felices pues vendrán chinos desde todos los puntos de España. Será la primera vez que las tiendas y restaurantes chinos cierren unas horas para asistir a tan esperado acontecimiento. Aunque todavía sin confirmar, tiene anunciada su visita el actor y campeón mundial de karate, Chuck Norris. Ya que, desgraciadamente, los taurinos cada vez perdemos más terreno ante los antitaurinos, que sirvan las Plazas de Toro para estos nobles menesteres. Allí estaremos para no perdernos detalle y dar cumplido testimonio a nuestros pacientes lectores. Lo dicho: “Karate a muerte en La Algaba”.
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