Tal día como
hoy, un 4 de febrero, y en 1948, nació en Málaga Josefa Flores González,
llamada “Marisol” en sus exitosos años infantiles y una esplendida “Pepa
Flores” en su no menos esplendida madurez.
Fue un fenómeno de masas en los
años sesenta y con una repercusión social y mediática que a la fecha aún
no ha sido superada. Se formaban larguísimas colas en los cines donde se estrenaban
sus películas. Junto a Joselito “el
Pequeño Ruiseñor” abrieron una senda de “niños-estrellas” que convulsionaron y
lograron entretener a unas clases populares que empezaban a salir de los duros
años de la posguerra. Cuando terminaba la “peli” teníamos que salir del cine
medio nadando inundado por las lágrimas vertidas. Un día cuando todo hacia presagiar que la niña
“Marisol” podía dar paso a una excelente actriz llamada “Pepa Flores” decidió,
en el uso legitimo de su libertad, enterrar a la artista para que renaciera una
mujer libre. Entendió que ambos conceptos, “Estrella” y “Mujer, eran
incompatibles y decidió convertirse en una malagueña corriente y moliente (que
no es poca cosa por cierto). El día que
apareció desnuda siendo portada de “Interviú” se nos fue la niña y nos
llegó la mujer. Sus biógrafos
posteriores determinaron que la explotación a la que había sido sometida
“Marisol” de niña fue realmente sobrecogedora. Su “Rayo de luz” terminó alumbrando las
cuentas corrientes de no pocos desaprensivos. Su posterior relación de pareja
con uno de los genios del Flamenco y la Danza, Antonio Gades, le supuso un fuerte
compromiso político con un ideario comunista de corte radical del que se
desvinculó totalmente con su separación de Gades en 1986. Hoy es una mujer que
lleva una vida discreta alejada de los focos y las “focas”. Posiblemente la canción más famosa de
“Marisol” fuera “Tómbola”. Decía mas o menos que: “La vida es una tómbola tom
tom tómbola / de luz y de color / y todos en la tómbola tom tom tómbola /
encuentran un amor”. Evidentemente aquí
no aparecían por ningún lado ni Rafael de León ni Manuel Alejandro (la canción
era de Augusto Algueró). Pero en los
programas radiofónicos de “discos dedicados” arrasaba todas las tardes. Evidentemente el trasfondo de la Canción arrastraba una
verdad incuestionable: la vida es una tómbola.
Si la suerte te acompaña te llevarás algún premio tan agradecido como
inesperado. Si no la tienes te verás obligado a seguir jugando. La fortuna (más bien la suerte), a que
negarlo, no es cuestión baladí en la existencia de los seres humanos. Para unos
será fruto de los designios divinos y para otros consecuencia del destino de
cada uno. En demasiadas ocasiones, los méritos acumulados en vida no guardan
relación con los “premios” obtenidos en la tómbola de la vida. Después de
conocer en profundidad los avatares de algunas personas decir que “tienen lo
que se merecen” es mucho decir. Jugamos
siempre en la “Tómbola” con la esperanza de que la suerte nos acompañe. Lo cantaba Marisol y en verdad no le faltaba
razón: “La vida es una tómbola tom tom tómbola / de luz y de color / y todos en
la tómbola tom tom tómbola….”. Lo malo
es que en esta tómbola (la de la vida) no se admiten devoluciones y lo boletos,
no pocas veces, están trucados.
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