Definitivamente el Día 1 de Mayo, “Fiesta del Trabajo”, debería
llamarse en este sufrido país nuestro el “Día del Paro”. Demoledora y
terrorífica la última y reciente cifra del Paro que nos proporcionaba la
EPA. Pero
que nadie se llame a engaño: el pastel del Paro ya se venía cocinando tras una
nefasta gestión socialista en su último mandato nacional y en el todavía
vigente regional (andaluz). Con el necesario añadido de unos últimos años de
“gestión sindical” proclive a un “aburguesamiento funcionaral” y completamente
ajeno a los intereses de clase de los trabajadores. El PP ha puesto, en definitiva, la guinda a
ese pastel con un año y medio demoledor donde se han desactivado todos los
derechos sociales-laborales conquistados por los trabajadores. Vivimos inmersos
en una situación de emergencia nacional y nuestra clase política sigue “erre
que erre” a lo suyo. Articulistas nada sospechosos de comulgar con la izquierda
como Luis María Anson reconocen sin ambages que España está sumida
peligrosamente en una situación social prerrevolucionaria. Nuestro actual y
desaparecido Presidente de Gobierno (parecía imposible superar en lo negativo a
Zapatero, pero en España todo es manifiestamente empeorable) se nos configura
como un fiel funcionario que acude regularmente a Bruselas a recoger las
consignas de su Jefa de Negociado, doña Ángela Merkel. Desde que empezó a “gobernarnos” solo ha dicho
una verdad: que no se creará un solo empleo durante esta legislatura. El responsable del principal Partido de la
oposición, don Alfredo Pérez Rubalcaba, ni está ni se le espera. Sin más
paliativos urgen, ante la gravedad de la situación actual, grandes Pactos de
Estado que ayuden a paliar la gran miseria que la gestión de nuestros políticos
ha generado. Pero dado el “nivelito” de la clase política española actual
existen poco motivos para el optimismo. Nunca, en toda nuestra reciente
Democracia, nuestras instituciones “gozaron” (ganado a pulso) de un mayor nivel
de desprestigio. Existen millares de
familias españolas pasando hambre y les están llenando los vacíos platos con
raciones de demagogia barata. Mientras, la gente observa estupefacta como
surgen cada día nuevos casos de corrupción. Tengo claro que si tuviera cuarenta
años menos, y careciera de lazos familiares, me subiría en el barco que llevaba
hasta América a Antonio Molina en “El Pescador de Coplas” y cantaría aquello
de….”Adiós mi España querida”. Estamos instalados en la desazón y no se ven
“brotes verdes” ni en las tejas de las azoteas. Suenan a lo lejos “tambores de
guerra” y nuestros políticos se tapan los oídos para no escucharlos. Van a lo
suyo: defender prioritariamente sus intereses y los de la Empresa (Partido) que les
da trabajo y prebendas. Hoy, día 1 de Mayo, “Fiesta del Paro”, debería ser un
buen momento para una reflexión colectiva.
¿La llevarán a cabo? Sinceramente albergo pocas esperanzas y me temo – a
riesgo de caer en el fatalismo- que nos esperan tiempos extremadamente
complicados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario