viernes, 7 de junio de 2013

El clavo ardiendo



Desdeñó por sutil lo cotidiano
renegando de rancias tradiciones.
Esquivó cuantas santas devociones
enredaban lo divino con lo humano.
Trató con claridad lo meridiano
y alejado de oropeles y de cera
lo racional fue su única bandera.
Hoy la parca se asomó por su ventana
para mostrarle su rostro de tirana,
dijo al fin: ¡Que sea lo que Dios quiera!

(de “Las Siete Revueltas” -2011)

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