Desdeñó por sutil lo cotidiano
renegando de rancias tradiciones.
Esquivó cuantas santas devociones
enredaban lo divino con lo
humano.
Trató con claridad lo meridiano
y alejado de oropeles y de cera
lo racional fue su única bandera.
Hoy la parca se asomó por su
ventana
para mostrarle su rostro de
tirana,
dijo al fin: ¡Que sea lo que Dios
quiera!
(de “Las Siete Revueltas” -2011)
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