Parece ser que hoy alguien que se precie y no figure con cuenta propia
en las Redes Sociales (Twitter o Facebook) es como si no existiera. Un “animal
prehistórico” perdido en lo irremediablemente obsoleto. Debo reconocer sin
complejos que me encuentro dentro de esa legión de internautas analfabetos y
poco proclives por el intercambio a ciegas. Esto no es óbice para reconocer las
enormes ventajas sociales-corporativas-solidarias que han representado la
implantación de las Redes Sociales. Estamos, a que dudarlo, ante uno de los
mayores avances tecnológicos de la
Era moderna (que esta “herramienta” sea para muchos, y no
pocas veces de manera perversa, tan solo un juego para entretener almas y
cuerpos es otra cuestión). Sinceramente, y en cuanto a la amistad se refiere,
ando más preocupado por conservar los pocos amigos que me van quedando que en
conseguirme nuevas amistades. Me llegan con cierta frecuencia mensajes de
personas que aprecio y admiro para que me incorpore a su “Página” en la
Red. La verdad es que ni se como hacerlo ni
tampoco estoy por la labor. Espero sepan disculparme. Evidentemente este nuevo
formato comunicativo ha puesto en evidencia a una parte de “nuestra” clase
política. Algo sumamente clarificador para saber en que manos estamos. Doña
Elena Valenciano llamó en Twitter “feo” al futbolista Ribery. Concretamente
escribió: “habéis visto un tío más feo que Ribery???”. Alguien le aclaró que la “fealdad” del jugador
era como consecuencia de un accidente de circulación que sufrió cuando
acompañaba a sus padres y solo contaba con dos años de edad (salió volando por
el parabrisas y unos cristales le cortaron la cara. Tuvo que someterse
posteriormente a varias intervenciones quirúrgicas y su infancia fue un verdadero
infierno). Doña Elena Valenciano, a raíz de la enorme cantidad de criticas
recibidas tuvo que rectificar (no debemos olvidar, si Dios y las urnas no lo
remedian, que esta mujer puede llegar a ser Ministra). El pasado agosto Manuel
González (omito el don por higiene moral), Alcalde “popular” del pueblo gallego
de Baralla, dijo textualmente que: “Los que fueron condenados a muerte durante
el franquismo será que se lo merecían”. Luego, evidentemente, se disculpó
diciendo que tan desafortunado comentario lo hizo en un ambiente distendido en
un pleno (¿). Para terminar de arreglarlo dijo lo siguiente: “Con esas palabras
u otras parecidas dije que las personas que habían sido juzgadas y condenadas
debían pagar por ello”. Todo esto alcanzó unas proporciones gigantescas gracias
a las redes sociales. La palma por ahora
de comentarios políticos inapropiados en la Red se la lleva Tony Cantó, el cuál nunca
abandonó la mediocridad: primero como actor y ahora como político. Luego, eso
si, se retractan y ahí en definitiva esta la clave del clima político tan
sórdido y mezquino que estamos viviendo: primero se retratan y luego se
retractan. ¿O no es así?
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