domingo, 17 de noviembre de 2013

La horquilla en el suelo





Era un lunes 21 de octubre del 2013. Se cumplían tres años del fallecimiento de mi santa y añorada madre. Me encontré en la calle Sierpes a Manolo González uno de los pocos y grandes exquisitos que le van quedando a Sevilla. Tomamos un sabroso y amigable café en “Catunambú” y compartimos nuestros respectivos achaques actuales. La maldita artrosis que nos trae a mal traer. Manolo se encaminaba a San Lorenzo y yo a San Nicolás. Gran Poder y Candelaria se unían en nuestros caminos nunca contrapuestos.  Llego a San Nicolás y me encamino a verla como cada lunes. La encuentro especialmente guapa vestida de azul y granate, aunque ¿qué color le sienta mal a la Candelaria? Dentro de la Capilla observo en el suelo la horquilla del pelo de una mujer. Esta justo al principio de la alfombra y se me abre la interrogante de cómo pudo llegar hasta allí. Horquilla igual a las que  usaban las mujeres de la generación de mi madre para sujetarse el roete. ¿Interpreto pues que se la ha caído a alguna mujer de una edad avanzada? ¿Será de la Candelaria? Pienso que alguien puso sus manos en los barrotes dorados,  su mirada fija en Ella y al persignarse se le cayó una horquilla. Ya está bendecida y forma parte de la memoria sentimental de aquel emotivo y mágico entorno. Una simple horquilla que observé en el suelo justo el día que se cumplían tres años de la muerte de mi madre. ¿Casualidades sin importancia? ¿Veleidades fantasiosas de un pensionista aburrido? Pues, posiblemente sea así. Pero en los pequeños gestos es donde encontramos el alma de las cosas cotidianas. Los sentimientos nunca pudieron ser racionalizados. La próxima vez que visite la Capilla miraré primero el sitio donde estaba la horquilla. Seguro que ya no estará allí. Habrá sido barrida sin que posiblemente nadie se haya percatado de su presencia. Casi con toda seguridad solamente la notamos la Candelaria, mi madre y quien este folio emborrona.  Son los misterios que unen el pasado con el presente y el presente con el pasado. Una mujer se puso por la mañana unas horquillas en su pelo. Fue a orar y pedir por los suyos al Hijo de Dios y a su Divina Madre.  Ignoraba que una de sus horquillas caería justo al lado de la Candelaria.  Vino a rezar y el rezo se transformó en…una horquilla en el suelo.

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