“Ser progresista no es defender a
rajatabla al grupo
al que uno pertenece sino
vindicar como propias
las causas singulares de quienes
en principio
no son como nosotros”
- Antonio Muñoz Molina –
De unos años a esta parte, con las raíces plantadas en la nefasta etapa
política “Zapateril”, se han impuestos en la Sociedad españolas unos
conceptos políticos tan novedosos como vacíos de contenido. Hoy todo discurre
para lo bueno en brazos de la “Progresía” y para lo malo en la de los
“Conservadores” (evidentemente esta fórmula también se aplica al revés). Los
conceptos tradicionales que definían a la Izquierda y la Derecha quedan definitivamente superados por el
modismo imperante que, a la sazón, se nos presenta envuelto en una interesada
ambigüedad. Nada más cómodo para
nuestros políticos actuales que manejarse con ambigüedades programadas que, a
la postre, reviertan en cosechar votos de todos los graneros políticos. Ningún dirigente del PP reconocerá sin
complejos que su formación es de Derechas. El PSOE, al que históricamente me
mostraba personalmente más afín, abandonó el marxismo con Felipe González pero
también al mismo tiempo se deshizo de la
S de Socialista y, sobre todo, de la O de Obrero. La Socialdemocracia
se les murió lentamente entre los brazos y nadie sabe a quien hay que darle el
pésame. IU, hoy tan plural y democrática, tiene sus
orígenes comunistas (no tan lejanos en el tiempo) en la siniestra figura de don
José Stalin y su Historia se escribe con una doble V: la de Victimas y
Verdugos. Evidentemente las cosas son bastante más complejas y son muchos los
buenos libros de historiadores y pensadores que nos detallan de manera
pormenorizada todos estos avatares. El problema más importante no es que nada
sea lo que antes fue (todos los caminos que conduzcan a la verdadera Democracia
sean siempre bienvenidos) sino que tampoco nadie es lo que dice ser hoy. La Política en nuestro país se ha convertido en una
gran farsa donde tenemos una Democracia con muy pocos demócratas de
verdad. La participación ciudadana se
desarrolla a impulsos callejeros pues los políticos (de todo signo y condición)
frenan de continuo los cauces participativos de los ciudadanos. La Progresía de salón ha enmascarado –o al menos lo
ha intentado- un grave déficit
ideológico de la
Izquierda española en su conjunto. ¿En que Partido de Izquierda se debaten
democráticamente hoy las ideas y su plasmación practica en la Sociedad del siglo XXI? ¿Después
del descalabro del “Zapaterismo” para cuando unas primarias en el PSOE?
¿Todavía no tocan? ¿Cuándo se quitará el PP sus complejos y se presentará ante
los españoles como un Partido de Derecha democrático? ¿Cuándo tirarán de una
vez por la borda su lastre de yugos y flechas? Hoy todo se plasma en seguir a
rajatabla las directrices de los que mandan en Europa y la política queda
reducida a meras cuestiones coyunturales. Los programas electorales solo sirven
para alcanzar el Poder y engañar posteriormente a los incautos y bondadosos
ciudadanos. La Política
en definitiva son ideas –algunas más buenas que otras- y la posibilidad de
poder llevarlas a la práctica. Hoy
autoproclamarse “Progresista” es un brindis al sol que te hace considerarte al
margen del casposo mundo de la “Derechona”.
La sempiterna obsesión del ser humano por camuflarse en conceptos
indefinidos. Parece ser que hoy pensar en libertad perjudica seriamente la
salud.
Intenso, nírido. La frase de Muñoz Molina, un buen marco donde desplegar esa intensidad, una abrazo, Juan Luis.
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