La guitarra dormía placidamente
su sueño de gozo y pena dentro
de su funda. Los ancianos querían
dormir, de una vez y para siempre,
de manera placentera. Los niños
se dormían soñando con la luna y
la luna se dormía soñando con
los niños. Las enamoradas cogían
el sueño para, con él, atrapar las
ilusiones de sus amoríos. Los
campesinos soñaban con la cosecha
y los jornaleros con su jornal. Dios
sueña con un mundo justo y los
humanos sueñan con un Dios que
nunca los olvide del todo. Los sueños
prendidos con alamares entre los
retazos que se desprenden del tiempo.
Una voz clama en el desierto
soñando con ser atendida.
El sueño eterno tocando los
clarines del miedo y la esperanza.
Al final tenía razón Segismundo
cuando decía: ….”que toda la vida
es sueño, y los sueños, sueños son”.
(de “Las Siete Revueltas” -2011)
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