Mi primo Miguel Ángel se ha marchado a trabajar a Panamá. Era gruista
en la construcción y con el estallido de la burbuja inmobiliaria lo dejaron
compuesto y sin…obra. Han pasado dos
largos años y aparte de no encontrar trabajo terminó agotando todas las
prestaciones sociales. Padre de dos hijos adultos, aburridos de buscar empleo
sin encontrarlo, y abuelo de un nieto de dos meses que tendrá que conformarse con ver a su abuelo a
través de Internet. Me contó mi primo que tuvo que desplazarse a Madrid para
una larga entrevista antes de que lo contrataran. Fueron varias horas de
preguntas, cuestionarios y entrevistas donde ya tenía dudas si el puesto era de
gruista o para Presidente de Panamá. Es
el único trabajo que ha encontrado de cierta garantía en el extranjero. Al no
dominar más lengua europea que la castellana (española) en su noble vertiente
con acento andaluz tuvo que buscarse una salida en países hispanoparlantes. Ya
solo le quedaban dos opciones: descender al umbral de la pobreza arrastrando a
los suyos o marcharse a trabajar a Panamá. Ignora cuanto tiempo tendrá que llevarse por
tierras sudamericanas ni como será de dura la cuota de soledad que tendrá que
pagar. Son esos casos que, al sentirlos tan cercanos, te dan la verdadera
dimensión de la encrucijada donde mercaderes y políticos han llevado a
muchísimas personas de este maltratado país nuestro (y sobre todo de ellos). Miguel Ángel no es tan solo un dato en una
encuesta sobre el Desempleo. Es algo más
que eso: una vida desarraigada de los suyos y un proyecto de familia volado por
los aires. Sin embargo se trata de una persona tremendamente positiva y
combativa. Lo despedí cuando se marchaba a Panamá sin observarle ningún atisbo
de desesperanza. Contacta conmigo con frecuencia por Internet y parece ser que
se va adaptando poco a poco a su nueva situación. Se presenta en su Blog de la siguiente
manera: “Nací en Triana en el año 1963.
Cursé estudios hasta los 18 años, a continuación realicé el Servicio Militar en
Alcalá de Henares (Madrid), en la Brigada Paracaidista.
Mi infancia y juventud transcurrieron en el arrabal trianero hasta los 19 años
que me desplacé a vivir a la Macarena. Mi afición por la
fotografía comenzó hace 20 años. He reunido en mi fototeca personal más de
20.000 fotografías. Donde me siento realizado es portando mi cámara y tomando
una ruta sin rumbo fijo e intentando recoger aquellas instantáneas que me ofrece cada momento. Me
gusta que mi cámara sea un ojo inquieto que plasme lo bello, efímero y lo crudo
y real de la vida. No vivo de la fotografía, más bien desarrollo una afición
que me hace crecer como persona”. Me permito añadir que su destino de
momento, gracias a nuestros gobernantes, es la bella y muy lejana Ciudad de
Panamá. Como cantaba Carlos Gardel….”Volver….con la frente marchita”.
Que grande eres!!...muchas gracias por dedicarme unas palabras en tu blog es para mi todo un honor formar parte de el aunque sea de esta forma triste. Un fuerte abrazo y nos veremos en mayo si dios quiere.
ResponderEliminarRecuerdo, querido Juan Luis, cuando en los setenta la gente se marchaba a Argentina (luego en las noticias nos enteramos que se pasaba hambre, cuando lo corralitos), o a Australia, para trabajar en la construcción. Luego, aquí, antes del estallido de la burbuja, cuando todos éramos ricos, la afluencia de inmigrantes que venían a hacer los trabajos que nosotros no queríamos. Las vueltas que da la vida. Siempre resulta penoso abandonar el terruño, y más cuando te separan tantos kilómetros de los tuyos. Saludos para ti y para tu amigo.
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