viernes, 23 de mayo de 2014

Please Please me





Ayer, por distintas razones, fue lo que se dice un día redondo. Decidí hacer huelga de oídos cerrados y ojos abiertos a las malas noticias que nos llegan cada día. Nada de radio, prensa o televisión que terminen por amargarme el día y sobre todo la noche. Estuve viendo a mis nietos y, perdón por mi ejercicio de abuelo encantado, están que da gloria verlos. Tanto en lo físico como en sus maniobras motoras son tan distintos como la noche y el día. Mi Rafa es moreno, reflexivo, sereno y aplicado. Mi Lola es un torbellino rubio llena de dinamismo y con ganas de aprenderlo todo por la vía rápida. Dos ángeles del Cielo que el Señor de la Salud me puso para darle sentido a mis días.  Me tienen, a que negarlo, literalmente locos y doy gracias a Dios por poder verlos crecer sanos y a salvo de los males que aquejan a muchísimos niños en esta injusta y cruel Sociedad.  La mañana la he pasado en compañía de amigos del alma. Gente que tiene la enorme habilidad de conseguir que te sientas seguro y que te hagan creer que eres más importante de lo que eres en realidad. Corren malos tiempos para casi todo y no tenemos más cobijo afectivo que el proporcionado por la familia y, fundamentalmente, por amigos muy escogidos. Estuvimos a mediodía en “La Mina” del gran Agapito rindiéndole tributo a la “Rubia del Templete” vía  fríos botellines de “La Cruz del Campo”. Nadie traía malas noticias en su zurrón y nos reímos como hacia tiempo que no lo hacíamos.  Por la noche estuve iniciando una excelente novela de Rafael Chirbes (“En la orilla”) considerada por la critica literaria en su conjunto como la mejor novela española del 2013. La dejo en la página 94 y la verdad me tiene absolutamente fascinado.  Mañana le daré un nuevo empujón. Antes de postrar mi atribulada cabeza en la santa almohada escucho algo de música en mi ordenador. Siempre que me encuentro contento y feliz echo mano de “The Beatles” y más concretamente del “Please Please me”.  ¡Pardiez, buen día me he regalado!  Nietos, amigos, cerveza, literatura, buena música y… ¡Sevilla! Todo en perfecto estado de revista y olvidando por un día a los políticos y a la triste realidad del Real Betis.

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