miércoles, 10 de septiembre de 2014

Un bicho raro



“Dirán de mí…
fue bueno pero raro.
Otros dirán: sabía de Flamenco.
No  supo distinguir entre
el galgo y el podenco.
Intentó ser bueno pero…
¡no lo dejaron!

Siempre he asumido sin complejos mi fama de raro. Ni lo llevo a gala como un síntoma de exquisitez ni tampoco como un signo diferencial. Soy raro por así parirme mi santa madre. Nunca me gustó repetir los ecos monocordes y repetitivos de la tribu ni tampoco ponerme firme al toque de trompeta. Con la conciencia abierta de par en par y el corazón palpitándome todavía en el pecho reconozco que de pocas cosas, a lo largo de mi vida, tengo de que arrepentirme. Luego, evidentemente,  tendremos que asumir en positivo o en negativo las opiniones que los demás tengan sobre nuestra persona.  En esta última etapa de mi existencia terrenal he llegado a la conclusión de que todo se reduce a estar en paz con Dios y tu conciencia.  Si se volvieran a repartir las cartas de nuevo todos dejaríamos partidas sin jugar y emprenderíamos otras que nunca llevamos a cabo. Lo vivido con sus cosas buenas y malas es ya inamovible. Somos el resultado de una serie de circunstancias que han condicionado nuestro presente más palpitante. Algunas posibilitadas por nosotros y otras por los avatares de la vida y sus cosas. En mi caso me encuentro plenamente satisfecho de lo que la vida me ha dado y algo triste por la perdida de seres muy queridos que hace tiempo se marcharon buscando la paz de la vida eterna.  Con alguna frecuencia me llegan al correo de mi ordenador avisos de amigos o conocidos -queridos y admirados- para que me incorpore a las redes sociales. Ni se como hacerlo ni tampoco creo que esta “incorporación tuitera” me aporte nada nuevo y/o positivo en mi bagaje cultural-sentimental.  Espero que sepan disculparme por no contestarles siquiera. Debo ser de los poquísimos  españoles que todavía no tienen el móvil de Contrato. A este artilugio de “primera generación” le doy de comer cada tres meses con una dieta de diez euros.  Nunca en mi vida he hecho una foto y dudo mucho que sea capaz de hacer ninguna medianamente decente.  Me apasiona más cada día el Flamenco, el Jazz, la Música Clásica, el Cine, la Literatura, el Teatro y, en definitiva, todo cuanto resume Arte y Cultura. Tener y vivir con  inquietudes e ilusiones se me representa como algo fundamental. A todo aquello que me aleje del tiempo (hoy afortunadamente dispongo de mucho) que dedico a estas actividades no estoy dispuesto a abrirle mi puerta.  Lamentablemente los tiempos existenciales se van agotando y ¡son tantas cosas las que quedan por hacer!  Seguiré con mis rarezas y esperando, caso de no ser comprendido, al menos ser respetado.  Antes muerto que sencillo.

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