“Dirán de mí…
fue bueno pero raro.
Otros dirán: sabía de Flamenco.
No supo distinguir entre
el galgo y el podenco.
Intentó ser bueno pero…
¡no lo dejaron!
Siempre he asumido sin complejos mi fama de raro. Ni lo llevo a gala como
un síntoma de exquisitez ni tampoco como un signo diferencial. Soy raro por así
parirme mi santa madre. Nunca me gustó repetir los ecos monocordes y
repetitivos de la tribu ni tampoco ponerme firme al toque de trompeta. Con la
conciencia abierta de par en par y el corazón palpitándome todavía en el pecho
reconozco que de pocas cosas, a lo largo de mi vida, tengo de que arrepentirme.
Luego, evidentemente, tendremos que
asumir en positivo o en negativo las opiniones que los demás tengan sobre
nuestra persona. En esta última etapa de
mi existencia terrenal he llegado a la conclusión de que todo se reduce a estar
en paz con Dios y tu conciencia. Si se
volvieran a repartir las cartas de nuevo todos dejaríamos partidas sin jugar y
emprenderíamos otras que nunca llevamos a cabo. Lo vivido con sus cosas buenas
y malas es ya inamovible. Somos el resultado de una serie de circunstancias que
han condicionado nuestro presente más palpitante. Algunas posibilitadas por
nosotros y otras por los avatares de la vida y sus cosas. En mi caso me
encuentro plenamente satisfecho de lo que la vida me ha dado y algo triste por la
perdida de seres muy queridos que hace tiempo se marcharon buscando la paz de
la vida eterna. Con alguna frecuencia me
llegan al correo de mi ordenador avisos de amigos o conocidos -queridos y
admirados- para que me incorpore a las redes sociales. Ni se como hacerlo ni
tampoco creo que esta “incorporación tuitera” me aporte nada nuevo y/o positivo
en mi bagaje cultural-sentimental. Espero que sepan disculparme por no
contestarles siquiera. Debo ser de los poquísimos españoles que todavía no tienen el móvil de
Contrato. A este artilugio de “primera generación” le doy de comer cada tres
meses con una dieta de diez euros. Nunca
en mi vida he hecho una foto y dudo mucho que sea capaz de hacer ninguna
medianamente decente. Me apasiona más
cada día el Flamenco, el Jazz, la Música Clásica, el Cine, la Literatura, el Teatro
y, en definitiva, todo cuanto resume Arte y Cultura. Tener y vivir con inquietudes e ilusiones se me representa como
algo fundamental. A todo aquello que me aleje del tiempo (hoy afortunadamente
dispongo de mucho) que dedico a estas actividades no estoy dispuesto a abrirle
mi puerta. Lamentablemente los tiempos
existenciales se van agotando y ¡son tantas cosas las que quedan por
hacer! Seguiré con mis rarezas y
esperando, caso de no ser comprendido, al menos ser respetado. Antes muerto que sencillo.
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