Estamos ya relativamente cerca de unas nuevas Elecciones Municipales.
Las últimas encuestas que leo en la prensa sevillana no dejan en muy buen lugar
la gestión de lo que un día se llamó el “Zoidazo”. La gente aprecia pocos
cambios positivos en la
Ciudad. A don Juan
Ignacio Zoido los votantes sevillanos (muchos me consta que nunca antes habían
votado a la Derecha)
le dieron una amplia mayoría para que pudiera gobernar. Sin duda la mayor que
ningún candidato a la Alcaldía
de Sevilla consiguió nunca. Es justo
reconocer que la herencia recibida (cosa que era de dominio público) fue
demoledora. Los que se fueron dejaron las arcas tan vacías que, a efectos
estructurales, poco o nada podía emprenderse en la Ciudad. Un
dispendio que nos tocará pagar a nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos. Pero si los análisis los dejamos aparcados en
las lindes de los que se fueron mal vamos.
El señor Zoido asumió, creo que erróneamente, la Presidencia del PP
andaluz y esto le distrajo de dedicar todo su tiempo y energía a una Ciudad tan
sumamente castigada por el Paro y otras cuestiones sociales. Reconozco que este
no es el sitio para desarrollar un profundo y detallado análisis sobre las
causas del fiasco que ha supuesto el “Zoidazo”. Doctores tiene la “Iglesia” sevillana que en
los próximos días se encargarán de analizar la gestión del “Mandamás” de la Casa Grande. Creo de todas formas que las próximas convocatorias electorales
(locales, regionales o nacionales) nos mostrará el fin de las mayorías
absolutas. Agradecer, eso si, que en la
gestión de Zoido hayan estado ausentes los casos de corruptelas y mangoletas
varias. Con la que está cayendo es algo
muy a tener en cuenta. Paseo cada mañana
por el Centro de la Ciudad y poco o nada me gusta lo que veo (de mi
Barriada mejor ni les cuento). Ahora que ya se divisa en el horizonte el brillo
de las urnas han sacado a relucir algo que llaman pomposamente las
micropolíticas. Se trata de destinar una
partida importante a las mejoras en barrios periféricos y en el adecentamiento
de parques y jardines (por cierto: todos en un estado lamentable). Los sevillanos en uso de su legítimo derecho
democrático tendrán al final la última palabra. Expresarán en las urnas si hay
continuidad o cambio. Sinceramente es desesperanzador comprobar como cambian
los Equipos de Gobierno municipales sin que la Ciudad lo note para bien. Siempre se utiliza el futuro como elemento
salvador de todos nuestros desvelos. Lo
cierto es cada vez me gusta –nos gusta- menos tocar temas de la actualidad
política sevillana en los Toma de Horas. ¿Sirve para algo clamar en el
desierto? ¿Sabrán los sevillanos
diferenciar el trigo de la paja? ¿Con la
irrupción de “Podemos” como quedará configurado políticamente el nuevo
Ayuntamiento? Veremos que ocurre el próximo Mayo. Mientras, no estaría de más que cada sevillano
mire por su Ciudad como lo suele hacer por su casa. No podemos continuamente culpar a los
mensajeros del contenido de los mensajes.
El cartero por estos lares siempre llama dos veces y en no pocas
ocasiones lo hace hasta tres, cuatro, cinco, seis, siete…….. La cuestión es que
siempre nos resulta más cómodo no abrirle. La culpa de nuestros males está íntimamente
ligada a nuestro ancestral pasotismo.
Camelando que es gerundio.
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