6 de Diciembre, es el día de San Nicolás de Bari. También los
españoles celebramos –o al menos deberíamos- el Día de la Constitución. Pero dado que nuestra Carta
Magna está en horas bajas y pendiente de una necesaria y profunda reforma hablaré
de San Nicolás de Bari. Este santo varón nació en Patara (Turquía). Se sabe que a la muerte de sus padres heredó
una gran fortuna y la puso a disposición de los más desfavorecidos. Falleció tal día como hoy en el año 345 y está
enterrado en Bari (Italia), de allí le viene el sobrenombre de San Nicolás de
Bari (por cierto nunca vivió en la localidad italiana). Su vida transcurrió
entre tradiciones y leyendas que le han dado un aura de gran magnificencia en
todo el orbe de la cristiandad (tiene más de dos mil templos repartidos por
todo el mundo). En Sevilla se le venera
en la Iglesia
que lleva su nombre y que está enclavada en el corazón de la Judería sevillana. Para mí decir San Nicolás es retrotraerme a
múltiples lecturas sentimentales. Allí
se casaron mis padres; allí fuimos bautizados mis hermanos y yo; allí vestí de
niño mi primera túnica de nazarenito blanco y allí moran y reciben
espiritualmente el Señor de la
Salud y la
Virgen de la Candelaria.
Siempre hubo algo que me llamó poderosamente la atención: a
pesar de la cercanía con la
Iglesia de San Nicolás no conocí a nadie en el Barrio que
llevara ese nombre. Entre los de la aristocracia si los había pero entre los
del pan con azúcar pocos –o ninguno- respondían al nombre de Nicolás. Por su mágico enclave y por su perfecta
arquitectura interior (magníficamente restaurada) la Iglesia de San Nicolás de
Bari se me antoja como una de las más importantes de la Ciudad.
Eso si, como tantas cosas en Sevilla, una perfecta
desconocida para muchos sevillanos. Afortunadamente en la actualidad está
abierta prácticamente a diario. Visitarla conjuntamente con Santa María la Blanca, Santa Cruz y la de
Madre de Dios es un viaje cultural-sentimental que nos sitúa en lo
verdaderamente eterno. Cruzar el umbral
de San Nicolás es entrar lenta y armoniosamente en los vericuetos sentimentales
de la Ciudad. Esta zona de Sevilla se
mantiene en muy buen estado de conservación y se están acometiendo algunas
reformas (casa de Aníbal González esquina con Conde de Ybarra entre otras) muy
necesarias. El alma sentimental y
cultural de Sevilla tiene muchas lecturas y la que concierne a San Nicolás siempre
debería ocupar un lugar preferente. San
Nicolás, San Nicolás de Bari.
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