domingo, 11 de enero de 2015

Almas en pena





Templaron las gaitas
  para acoplarlas al ruido
del mar bravío.
Fueron luna por el día
  y sol en la negra noche.
Le hablaron a las montañas
  y el eco les respondió entre
el susurro del viento.

Los relojes de arena
  consumían sus últimos
granos y las campanas
  de la torre repicaban
llamando a rebato.

Dios se atusaba su blanca
  barba y las nubes de algodón
se suspendían prendidas
  entre los alamares de la tarde.

Los vieron cruzar la plaza
  agarrados de las manos y
los miraron por las mirillas
  mientras los veían alejarse.

Las mujeres besaron los
  crucifijos de los cabeceros
y los hombres se bebieron
  su último trago de vino.
Los niños preguntaban a
  los ancianos y los ancianos
preguntaban a los niños.

Se fueron por donde vinieron
  como almas errantes en busca
 de los paraísos perdidos.
Eran de ninguna parte
  y en ninguna parte los quisieron.

Dijeron verdades como puños
  y a puñetazos los echaron.
Trovadores sin sonantas
  y poetas sin poemas.
Fantasmas sin cadenas
  y brujas sin escobas.
Ni vivos ni muertos
  ni ausentes ni presente:
¡Almas en pena!
Juan Luis Franco – Domingo Día 11 de Enero del 2015

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