Hace muy pocos días conseguí en la Tienda de Discos de “El Corte Inglés” a un precio
más que razonable una excelente grabación del “Cantante de los ojos azules”.
Evidentemente me estoy refiriendo a Frank Sinatra. Es una maravillosa colaboración
entre Sinatra y el gran compositor brasileño Antonio Carlos Jobim. La Orquesta y los arreglos
los dirige el gran Claus Ogerman. Estamos a que dudarlo ante una grabación de
una calidad verdaderamente extraordinaria. La voz del genio se encuentra aquí
en uno de sus mejores momentos y la aportación de Antonio Carlos Jobim es
sublime. Eduardo Pérez, uno de las mayores autoridades sevillanas en el
conocimiento de la música ligera, me explica los pormenores de esta excelente
grabación. Antonio Carlos Jobim estaba predestinado para ser un gran arquitecto
pero terminó sucumbiendo a la magia de la música. Cuando llegó a EEUU
rápidamente fue elevado a los altares de los grandes compositores. Los
norteamericanos por aquello de llevar todas las cosas a su terreno empezaron a
llamarlo Tom Jobim, pues lo de Antonio Carlos no les resultaba cómodo de
pronunciar. Cuando el gran Sinatra le propuso a Jobim grabar juntos este le
puso una sola condición y era que en el disco figurara con su verdadero nombre.
Sinatra no solo aceptó la sugerencia sino que rizando el rizo le dijo que él
haría lo mismo. El resultado fue que el disco se tituló: “Francis Albert Sinatra & Antonio
Carlos Jobim”. Posiblemente dentro de la
amplia discografía que poseo de “La
Voz” es una de sus grabaciones más hermosamente conseguidas. Música melosa y dúctil como toda la brasileña
y donde Sinatra canta en un susurrante semitono de los que te arañan las
paredes del alma. La Orquesta,
como si no quisiera molestarlo, suena maravillosamente arrullando la voz del
genio. Todo sincronizado y todo perfectamente rematado. Una voz única y
prodigiosa; un compositor que llevaba a Brasil en las venas y un Director
sabiendo complementar tantísimo talento. Son diez temazos de los que
difícilmente se olvidan. “La Voz” en todo su apogeo. Frank Sinatra y Antonio Carlos Jobim en estado
puro.
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