Por entre los visillos de la ventana
se cuela un suave soplo de aire
mostrando partículas en suspensión
que giran lentamente en un difuso eje.
Ecos hebreos recorren entre rezos y salmos
las callejuelas de la judería sevillana.
Una campana, a lo lejos, tañe lastimera
su pena de siglos entre la gloria y la orfandad.
La calle suena a vida y la vida suena a calle
con las luces y sombras de los corrales de vecinos.
Adormecidos por los calores del cisco picón
escuchamos a los lejos los rezos mercedarios;
trampantojo de la infancia que se abría ufana
a los despertares de mundos por llegar.
Calle del Verde que te quiero Verde
provocando la Alegría
de una Virgen
y la enjundia del Miguel de los migueles.
Isla, oasis y remanso de paz
mercedaria
con Tintes de Zamora en su Pasaje,
una arteria de Vidrio en su viaje
dentro de un corazón llamado
Candelaria.
Juan Luis Franco – Miércoles Día 22 de Febrero del 2017
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