El pasado viernes cuando nos despertamos con la hermosa resaca de la borrachera de buen Fútbol de la Selección Española nos llega la noticia, triste noticia, del fallecimiento del genial Donald Sutherland. Este inconmensurable actor canadiense tenia 88 años de edad y ha fallecido en el Miami luminoso que se configura como el último refugio dorado de no pocos grandes artistas. Tratar de configurar la Historia del Cine contemporáneo sin la omnipresente figura de Donald Sutherland se nos antoja prácticamente imposible. Su versatilidad en los distintos papeles que interpretó a la largo de su carrera lo sitúan en la cima más alta de la interpretación masculina. Bastaría tan solo su impresionante papel en el Casanova de Federico Fellini para que su nombre figurase con letras de oro en el mundo actoral más sublime. El nombre de Donald Sutherland en cualquier reparto cinematográfico ya suponía un plus añadido de excelencia y calidad. Su camaleónica capacidad de transformación lo elevaban por encima de cualquier gran actor de su generación. A pesar de haber actuado en más de 200 películas la Academia de los Oscar (figurando en su filmografía obras memorables) nunca consideró que fuera merecedor de concederle ninguna estatuilla. Ya en al año 2017 fueron conscientes de tamaña injusticia y le concedieron un Oscar honorífico. De esta forma se cubrían en dos dimensiones: actuar como catalizador en forma de desagravio y, de paso, taparse sus vergüenzas. Las palabras que pronunció Donald Sutherland en la recogida del Oscar fueron antológicas y acorde con su talento. Dijo: “No merezco este premio. Pero tengo artritis y tampoco me la merezco. Así que gracias”. Se fue uno de los más grande genios interpretativos del Séptimo Arte. Nos queda la magia del Cine para poder revivirlo en su inmortal filmografía. Siempre que queramos recordarlo es conveniente tener a mano la enorme película “Klute” de Alan J. Pakula. En esta obra maestra nos deja el actor canadiense toda la esencia de su arte interpretativo. Ahora, que el mercado de las plataformas nos convierten en consumidores de imágenes, es el momento de reivindicar nuestra condición de cinéfilos. El Cine como Arte y Cultura y no solo como un mero entretenimiento. Donald Sutherland siempre estará presto para rescatarnos. Grande entre los grandes. Descanse en paz.
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