El palaciego Fabián Ruíz está causando una enorme sensación en el presente Campeonato Europeo de Selecciones. De largo se nos configura junto a Rodri como la mejor pareja medular de esta competición europea. Esto acaba de empezar y el fútbol es imprevisible tanto en su recorrido como en los finales de trayectos. Aunque ya podemos decir que nos quiten lo jugado. Los dos excelentes encuentros disputados por nuestra Selección (de manera especial por Fabián) han conseguido que todos los medios nacionales e internacionales se rindan a sus pies. Este espigado muchacho que lleva el numero 8 en la espalda es un ejemplo de superación, honradez y un firme defensor de sus raíces. Sus orígenes humildes, su indesmayable beticismo y el orgullo de haber nacido en el bello pueblo sevillano de Los Palacios y Villafranca. Aún recordamos aquel niño larguirucho que nos llegó un día por las marismas de los sueños. Atrás dejaba un palenque de tomates y sandías donde a los niños más humildes los frenaba un cartel que decía “Prohibido tocar”. Lo veíamos jugar con su aspecto frágil y nos llamaba poderosamente la atención el manejo de su pierna izquierda. Los presagios de futuro de este palaciego no parecían ser muy prometedores. Decían: “Si, es verdad que tiene muy buena pierna izquierda pero en los choques físicos siempre saldrá perdiendo”. Entonces ocurrió el milagro que todos esperamos al menos una vez en la vida. Cede el Betis a Fabián al Elche y allí se produce una catarsis de muy difícil explicación. El futbolista que nos llega de tierras ilicitanas era otra cosa bien distinta. Había adquirido una contextura física llena de poderío y firmeza. No sabemos que pasó por estas hermosas tierras levantinas y si todo se debió a los mágicos efluvios de la Dama de Elche. Fabián empieza su etapa dorada en el Betis coronando una actuación estelar en el Ramón Sánchez Pizjuán (3-5) que todavía resuena en nuestros sufridos corazones verdiblancos. Era más que previsible que el Betis no podría retener a este portento de futbolista y lo demás ya es historia. Chari, la madre de Fabián, fue la protagonista ese año de la campaña de abonados del Betis. Los que llevamos con gran orgullo ser hijos de limpiadoras comprendemos sin esfuerzo los enormes sacrificios que esta mujer tuvo que realizar para sacar a sus hijos adelante. El triunfo de su hijo es el triunfo de la superación ante las graves dificultades de la vida. Fabián, Chari, el Betis, Los Palacios y la Selección Española unidos por el soniquete de el Rerre y Manuel Orta. El hijo de la limpiadora del Betis triunfa sobre los terrenos de juego y nos deja un halo de esperanza en un mundo donde todo funciona en clave de mercancía. Vuelve a casa Fabián, vuelve, aunque solo sea por Navidad. Al final de la Palmera siempre te estaremos esperando.
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