Ayer por la mañana cambié mi comienzo de hoja de ruta
existencial y me lancé a la libertad de la calle sin repasar los titulares de
las ediciones digitales de la prensa. A media mañana me llama al móvil un gran
amigo de sentires flamencos para comunicarme el fallecimiento del gran
guitarrista sevillano Quique Paredes. ¡Uff!...
vaya tela! Ya duele en el alma este
carrusel de sentidas pérdidas. Tenía 62 años y era un guitarrista excepcional
con un toque personalísimo pletórico de enjundia y “jondura”. Dentro del amplio
y excelente Archivo discográfico de la Compañía Pasarela su grabación “De maera” junto con “Aljibe” de Manolo Franco se nos
configuran como dos de las grabaciones más interesantes. Quique
Paredes hace unos años tuvo un grave accidente de tráfico del que tuvo que
arrastrar por vida serias secuelas. Su brazo derecho quedó seriamente mermado y
ya (desgraciadamente para él y, también, para el Mundo de la Guitarra
flamenca) nunca más volvió a tocar la sonanta. Seguía vinculado al Flamenco en tareas de representación. Todos
los que amamos este Arte parido y
amamantado en Andalucía lamentamos el
silencio sonoro al que las circunstancias obligaron a Quique Paredes. Primero perdimos al guitarrista y ahora también
perdemos al hombre. El fatal desenlace le ha sobrevenido durante el desarrollo
de una intervención quirúrgica que, en principio, parecía no presentar grandes
dificultades. Su toque de acompañamiento era realmente majestuoso y de ello,
entre otros, pueden dar fe artistas de la talla de José Mercé y Aurora Vargas. Sigue avanzando imparable este tren con
bandera negra que recoge en cada estación a los que no retornan y nos deja en
el andén agitando los pañuelos de la orfandad.
Recordar a Quique Paredes como músico andaluz y, sobre todo, como
persona es algo que le debemos a él y, también, a nosotros mismo.
Juan Luis Franco – Sábado Día 22 de Julio de 2017