Noviembre se marcha y nos deja como llegó: con el alma en duermevela. Nos abandona ya agotado después de haber podido cumplimentar sentimentalmente el caudal de nuestras emociones más intimas. Tiempo de flores, velas de promesas, mármoles de nichos aseados, poemas interioristas y caducos espadachines de cartón piedra. Como pasó siempre Noviembre se nos irá difuminándose poco a poco por la cornisa del Aljarafe. Lo hará envuelto entre lágrimas, suspiros, flores, velas y aromas de mosto nuevo. Se marchará con olores de santidad, dolorosos recuerdos por los eternos ausentes y atardeceres plomizos y grises. Es el mes donde siempre se viste Sevilla con el riguroso luto de sus vírgenes. Pena negra de Dolorosa siempre disimulada por las luces de las velas, el aroma de las flores y los colores pálidos de las casullas sacerdotales. Dos sitios fundamentales para encontrarnos por Sevilla con la desnuda verdad de Noviembre. Por la mañana en las frescas mañanitas de San Lorenzo meditando (más que rezando) frente a una enlutada Soledad en su capilla y, después, paseando solitario por el Barrio de Santa Cruz con las últimas y tenues luces de los atardeceres. El truco y el trato es algo tan consustancial a la vida picaresca de Sevilla que nada nuevo han inventado nuestros niños y adolescentes. Dejémosles gozar pues será cuestión de tiempo que en sus vidas aparezca algún Zapatero o Rajoy. Hoy ambos conceptos -truco y trato- toman sibilina forma en las sedes y despachos de los que mandan en nuestras maltrechas vidas y haciendas. Entraremos en unas pocas horas en un tiempo nuevo donde la medida ni está ni se le espera. Tiempo de Esperanza para una tierra que hace tiempo que, al perderla, la busca y no la encuentra. La necesita para vivir tanto como el aire que respira. En la actualidad muchos niños no tienen que soñar y decidirse entre Papá Noel o los Reyes Magos: tendrán que seguir soñando en poder comer todos los días. Los días del presente año se nos van terminando y nosotros con ellos terminaremos ebrios de desmanes y tropelías. Empieza la cuenta atrás que a los creyentes, un año más, nos llevará ilusionados a un Portal en Belén. Seremos felices bien por decreto, por necesidad existencial o por así mandarlo nuestros más nobles sentimientos. Mientras, Noviembre apura su último suspiro entre los cipreses de los Camposantos. Se lleva con él su carga de melancolía y tristeza y nos deja entreabierta la puerta de la Ciudad para lo que se nos avecina. Dicen que cuando los recuerdos prevalecen sobre los proyectos empezamos a morir un poco cada día. Todo al final es relativo. Tanto como el mes al que llamamos Noviembre y al que dentro de poco le diremos adiós anclados en el Puerto de la Esperanza.
viernes, 29 de noviembre de 2013
Los días agotados
Noviembre se marcha y nos deja como llegó: con el alma en duermevela. Nos abandona ya agotado después de haber podido cumplimentar sentimentalmente el caudal de nuestras emociones más intimas. Tiempo de flores, velas de promesas, mármoles de nichos aseados, poemas interioristas y caducos espadachines de cartón piedra. Como pasó siempre Noviembre se nos irá difuminándose poco a poco por la cornisa del Aljarafe. Lo hará envuelto entre lágrimas, suspiros, flores, velas y aromas de mosto nuevo. Se marchará con olores de santidad, dolorosos recuerdos por los eternos ausentes y atardeceres plomizos y grises. Es el mes donde siempre se viste Sevilla con el riguroso luto de sus vírgenes. Pena negra de Dolorosa siempre disimulada por las luces de las velas, el aroma de las flores y los colores pálidos de las casullas sacerdotales. Dos sitios fundamentales para encontrarnos por Sevilla con la desnuda verdad de Noviembre. Por la mañana en las frescas mañanitas de San Lorenzo meditando (más que rezando) frente a una enlutada Soledad en su capilla y, después, paseando solitario por el Barrio de Santa Cruz con las últimas y tenues luces de los atardeceres. El truco y el trato es algo tan consustancial a la vida picaresca de Sevilla que nada nuevo han inventado nuestros niños y adolescentes. Dejémosles gozar pues será cuestión de tiempo que en sus vidas aparezca algún Zapatero o Rajoy. Hoy ambos conceptos -truco y trato- toman sibilina forma en las sedes y despachos de los que mandan en nuestras maltrechas vidas y haciendas. Entraremos en unas pocas horas en un tiempo nuevo donde la medida ni está ni se le espera. Tiempo de Esperanza para una tierra que hace tiempo que, al perderla, la busca y no la encuentra. La necesita para vivir tanto como el aire que respira. En la actualidad muchos niños no tienen que soñar y decidirse entre Papá Noel o los Reyes Magos: tendrán que seguir soñando en poder comer todos los días. Los días del presente año se nos van terminando y nosotros con ellos terminaremos ebrios de desmanes y tropelías. Empieza la cuenta atrás que a los creyentes, un año más, nos llevará ilusionados a un Portal en Belén. Seremos felices bien por decreto, por necesidad existencial o por así mandarlo nuestros más nobles sentimientos. Mientras, Noviembre apura su último suspiro entre los cipreses de los Camposantos. Se lleva con él su carga de melancolía y tristeza y nos deja entreabierta la puerta de la Ciudad para lo que se nos avecina. Dicen que cuando los recuerdos prevalecen sobre los proyectos empezamos a morir un poco cada día. Todo al final es relativo. Tanto como el mes al que llamamos Noviembre y al que dentro de poco le diremos adiós anclados en el Puerto de la Esperanza.
jueves, 28 de noviembre de 2013
El vomito del viento
La anulación de la “Doctrina Parot” por el Tribunal de Estrasburgo, con
la subsiguiente excarcelación de asesinos conversos y confesos, han provocado
la justa indignación y el asco de las personas decentes (independiente de sus
credos y/o ideologías). Ver en la calle a etarras asesinos y comprobar
asqueados el caluroso recibimiento que, por parte de algunos vecinos de sus
pueblos, les hacen como “Héroes de la liberación vasca”. Gente cruel y asesina
que han causado la muerte de personas inocentes (incluyendo niños) y que lejos
de arrepentirse de sus crímenes se ufanan de ellos. Insisto, entran ganas de
vomitar y cuestionar seriamente unas leyes que se ponen al servicio de los
criminales. Comprobar estos días por la televisión la salida ufana de asesinos
potenciales que han llevado la ruina y la desgracia a muchas familias españolas
es un canto a la desesperanza. Cuando nuestros políticos, de todo signo y
condición, dicen compartir el asco de los ciudadanos pero que poco o nada se
puede hacer es que algo está fallando estrepitosamente. Estos canallas
integrales debían –deben- de pudrirse en las cárceles y tan solo un sincero
arrepentimiento podría plantearnos en un futuro que salgan de las mismas. Más
bien hacen todo lo contrario y se muestran orgullosos de sus “hazañas
patrióticas”. Unen a su condición de asesinos integrales una incapacidad para
reconocer que todo cuanto han hecho es potencialmente inútil para el País
Vasco. Vivimos unos tiempos muy difíciles de digerir y donde el asco ante estas
injustas situaciones es el pan nuestro de cada día. Manifestar, una vez más,
nuestro apoyo incondicional a las victimas del terrorismo que deben estar
sumidas en el más profundo desasosiego. En nuestra maltrecha “Piel de Toro”
vuelven a ganar los malos en esta Historia interminable. Es nuestro sino en una
tierra donde siempre prevalece la sangre derramada por las victimas inocentes. El
vomito del viento.
miércoles, 27 de noviembre de 2013
El gato en el tejado
Llueve lentamente por entre las
enredaderas del patio. Las gafas
de leer de mi abuela reposan
sus varillas gastadas en
las hojas de un libro abierto.
Canta Antonio Molina en la
radio de galena y la tarde se
cubre de trinos malagueños.
La banda sonora adormecida
en los retazos de la memoria.
Llora la luna huérfana de
amores adolescentes y sus
lágrimas repiquetean en
los cristales de la ventana.
La tarde se va oscureciendo
cubierta con el negro manto
de la noche. Hoy se me parece
que Dios ha dispuesto cada
cosa en su sitio: mi madre
cocina, mi abuela teje, mi
hermana suspira, mi hermano
hace mutis por el foro, mi
padre martillea una tabla,
yo hago los “deberes” y el gato
se esconde en el tejado.
La vida sincronizada,
conjugando armoniosamente
tiempo, medida y momento.
(de “Las Siete Revueltas”-2011)
lunes, 25 de noviembre de 2013
Complicidades compartidas
En no pocas ocasiones ser cómplices en el terreno jurídico y/o
criminalístico con alguien equivale a ser participe activo o pasivo de un hecho
delictivo. En el terreno sentimental se nos presenta como algo diametralmente
opuesto. Es compartir sensaciones,
sentimientos, estados de ánimos o pensamientos con alguien con el que te
sientes querido, comprendido y respaldado. Una abuela, una madre, una esposa,
un compañero, una hermana, un amigo, una amante… pueden ser el puerto donde
atracar momentáneamente nuestra barca a salvo de tormentas y tempestades.
Cuando paso a mediodía por la placita de Ramón Ybarra Llosent (San Nicolás) las
observo en un bar que está situado esquina con calle Mármoles. Son dos señoras
mayores sentadas en su interior colocadas a corta distancia una frente a la
otra. Son poseedoras de la exquisita elegancia que atesoran no pocas damas de
las casas señoriales de la
Judería sevillana. Delgadas,
elegantes y llevando sus muchos años con una prestancia majestuosa. Encima de
su mesita reposan dos catavinos con un vino que por su textura deduzco se trata
de un oloroso dulce. Me paro haciéndome el distraído para observarlas y
compruebo que siempre hablan de manera
pausada. Gesticulan sin espantar siquiera el vuelo de las moscas y se les nota
gozosa de ser capaces de atrapar el tiempo antes que este definitivamente las
termine atrapando a ellas. ¿Estarán
emparentadas de alguna manera? ¿Serán amigas de la juventud? ¿Posiblemente tan
solo vecinas? Lo cierto es que al verlas allí charlando amigablemente a escasos
metro de donde mora y recibe la
Virgen de la
Candelaria me hace sentirme cómplice de sus mágicos momentos.
Si a sus muchos años todavía pueden saborear a mediodía una copa de oloroso es
síntoma inequívoco de que la buena salud todavía las acompaña. Se beben la vida
a sorbos y posiblemente ese momento del día se les presente como el más
gratificante. Mujeres con sus historias en bandolera aparcando el yugo de lo
cotidiano en aras de compartir intimidades. Son muchas las veces que las he
visto por allí como para pensar que se trate de encuentros ocasionales. Quien
atiende su mesa posiblemente ya sepa de antemano lo que quieren para beber
pero, lo más importante, son ellas quienes verdaderamente saben lo que las
convoca allí cada día. Son conscientes de que el tiempo se les agota y no están
dispuestas a desperdiciar ningún fragmento de felicidad. Son,
en definitiva, artífices de las complicidades compartidas.
domingo, 24 de noviembre de 2013
El descrédito de sus Señorías
“No estoy hecho para la política
porque soy incapaz de desear o
de aceptar la muerte del
adversario”
- Albert Camus –
De pocos años atrás hasta hoy nuestra clase política ha sufrido un
serio deterioro de credibilidad que justa –o injustamente- la ha puesto a los
“pies de los caballos”
de los ciudadanos. Ya se encuentra consolidada en nuestra Política
nacional y autonómica la figura del político profesional. Los mismos que no están dispuestos a
abandonar sus cargos, sillones y prebendas ni echándoles aceite hirviendo desde las colmenas de los
castillos. Algunos -que desgraciadamente no son pocos- ya ni se
acuerdan a que se dedicaban antes de “meterse” en política. Dicen dedicar todo su tiempo y esfuerzo a la
mejora de la vida de los ciudadanos. Mientras, estos ven como son empujados al
borde del precipicio de la miseria. Los casos de corrupción, cada día más
frecuentes, solo consiguen separar la necesaria empatía entre gobernantes y
gobernados. Decir que todos los
políticos son corruptos es una solemne tontería. Es más, sinceramente creo que
la mayoría son personas decentes y solventes. Pero decir que los corruptos son
cuatro aprovechados que “pasaban por allí” tampoco se ajusta a la verdad. La
corrupción y la “mangoleta” campan a sus anchas por nuestra maltratada Piel de
Toro y lo peor es que casi siempre los “ladrones de guante blanco” se van de
rositas. Desde distintos ámbitos intelectuales, sociales, culturales y sobre
todo ciudadanos se está abogando por una urgente regeneración de la vida
política española. Los mecanismos de control de los Partidos son
manifiestamente mejorables y el actual estado de democracia interna en los
mismos hartamente insatisfactorios. Primarias, listas abiertas y ocupación de
cargos públicos un tiempo máximo de dos legislaturas son “cantos de sirena”. El PSOE y el PP solo se hacen eco de estas
necesarias reformas cuando están en la Oposición (algo parecido a la recurrida “Policía
de Barrio” en las campañas electorales municipales). Los mecanismos del control
financiero de los Partidos políticos siempre será una cuestión pendiente y a la
que nadie parece querer abordar por derecho. Sus Señorías se han labrado a
pulso un merecido descrédito y así lo manifiestan claramente todas las
encuestas. La Política
–así con mayúscula- solo tiene sentido y se ennoblece en un sistema democrático
cuando se posibilita que la misma se vertebre a través de la participación
ciudadana. Tengo serias y fundadas dudas de que las cosas vayan a cambiar para
bien en la vida política española. Los políticos se han configurado como una
casta que priorizan sus intereses y los de su Empresa (Partido). El día a día se empeña en demostrarnos que
existe hoy muy poco margen para la esperanza. Nuestros políticos no solamente
nos toman por tontos sino que además
están firmemente convencidos de que lo somos.
viernes, 22 de noviembre de 2013
Vidrieras del Salvador
(A Fran Silva fotógrafo de luces y sombras)
Calidoscopio luminoso que penetra
Luz divina derramada en piedra
pura
Pasión y Amor puliendo la
hermosura.
Dulce arco iris vidriado por veleta
Lamento colorido en forma de Saeta.
Pues cuando Dios se viste de
color
Escapa entre el cristal
nuestro dolor.
La luz eterna cromada en su textura
Un caballito de mar sin su
montura
Galopando día a día en el
Salvador.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)