lunes, 15 de diciembre de 2025

Enrique Morente en la memoria imborrable


Este pasado sábado, día 13 de Diciembre de 2025, se cumplieron quince años del fallecimiento de Enrique Morente (1942-2010). ¡¡Como pasa el tiempo!! La figura flamenca y humana de este granadino universal no ha hecho más que crecer con el paso de los años. Fue sin lugar a dudas el gran impulsor del Cante Flamenco contemporáneo. Un cantaor excepcional que supo darle al Flamenco su necesaria dosis de vanguardismo sin que las clásicas esencias del mismo quedarán dispersas por entre los nebulosos caminos de los tiempos. Morente, cual Cid Campeador del Arte Jondo, ha ganado muchas batallas después de muerto. Resulta casi grotesco que muchos de los que en vida no solo le negaron el pan y el sal sino que lo atacaban desde todos los frentes posibles hoy sean sus principales aduladores. Esto forma parte de las veleidades oportunistas de muchos seres humanos donde el Digo del lunes lo convierten en el Diego del martes. Hubo una época en Sevilla donde éramos una docena de aficionados cabales los que defendíamos la obra flamenca de Enrique Morente (siempre con el gran Manolo Bohórquez a la cabeza). En algunos cenáculos flamencos con tan solo citar a Morente ya suponía que te dieran cita para el Tribunal de la Inquisición Flamenca. Hay que reconocer que la Sevilla Flamenca siempre se mostró reacia en abrirles la puertas de la Ciudad al Genio granadino. No siempre las llaves de esta tierra han estado en manos de las personas más idóneas y adecuadas . Sevilla, Ciudad de puertas abiertas pero siempre mirando con lupa al que llega y, en no pocas ocasiones, olvidando al que se va. El famoso lema clasista de: “Reservado el derecho admisión “. Una Ciudad donde casi siempre hay sillas vacías pero casi nunca sillones vacíos. El “pavoneo” de los de siempre unido a lo de siempre. Tierra donde el conformismo hace mucho que nos acompaña.
He dedicado muchas horas de estudio en analizar toda la obra discográfica de Enrique Morente. Disco por disco y tema por tema. Desde sus brillantes comienzos encuadrados en la estética “chaconiana” del Cante clásico hasta su vanguardista “Omega” con el grupo de Rock granadino “Lagartija Nick”. Ya en sus primeras grabaciones Enrique Morente desarrollaba la expresión de los Cantes Clásicos dejando en los mismos una impronta personal que lejos de desnaturalizarlos los engrandecía. Morente en el discurrir de su obra discográfica nunca ha dado “saltos en el vacío”. Sin soltar el clasicismo de la mano se va adentrando con paso firme en los difíciles pero necesarios laberintos de la vanguardia artística. El resultado es de una apabullante clarividencia donde nada sobra ni nada falta. En el caso de Enrique Morente se ha hecho rotundamente cierto de que “los humanos pasan pero sus obras permanecen”. Cuando ya el paso de los años nos va alejando de la persona el acercamiento a su inmenso legado se nos antoja fundamental para comprender el Flamenco Contemporáneo. El Arte en general y el Flamenco en particular siempre se nutren de aquellos que supieron respetar y valorar el Clasicismo sin dejar de avanzar por los senderos de la Vanguardia. Si prosperara lo que pretenden algunos que es convertir al Flamenco en una valiosa pieza de Museo perdería su condición de Arte vivo y siempre en plena ebullición. Morente, Enrique Morente, fue el arquitecto del entramado social, musical y cultural del Cante Flamenco. Honremos su memoria y defendamos su legado. Cualquier día del año será bueno para hacerlo.

jueves, 11 de diciembre de 2025

La vida entre prólogos y epílogos


“Pero a lo mejor he venido solo para eso: para dejar unas cuantas palabras en el aire” (Rafael Montesinos)

Ordenando hace unos días mi siempre inacabada biblioteca encuentro un pequeño libro (pequeño en su formato y enorme en su contenido) del gran poeta sevillano Rafael Montesinos. Se llama “Los años irreparables” (Editado por la Universidad de Sevilla – Colección de bolsillo). En este delicioso y sentimental libro Rafael Montesinos desgrana de una manera sentimental y reparadora su infancia por los siempre hermosos aledaños del Barrio de San Lorenzo. Allí donde vivieron y compartieron espacio sentimental para hacer palpitar sus corazones por entre el entramado de sus calles y plazoletas gente de la talla de Velázquez, Pacheco, Martínez Montañés, Leonardo de Figueroa, Romero Murube, Gustavo Adolfo Bécquer, Valeriano Bécquer, el Conde de Barajas, Antonio María Bucarelli, Juan de Mesa, Cardenal Spínola, Manuel Font de Anta, Rafael Laffón, Manolo Caracol, Fernando Ortiz, Eslava Galán, Rafael de Cózar o el mismo Rafael Montesinos. Todo un conglomerado de personas de una enorme relevancia en el mundo del Arte y la Cultura sevillana. El Barrio donde la burguesía ilustrada alcanzó sus cotas de mayor proyección social y cultural. Allí donde mejor se nos muestra una Sevilla culta y señorial siempre bajo el amparo del Señor de Sevilla. San Lorenzo, el Barrio de San Lorenzo, es un claro exponente de una Ciudad que se embelesa con su pasado sin renunciar nunca a su presente y a su futuro. El tiempo ralentizado con tardes de lecturas pausadas y mañanas luminosas donde sus calles se despiertan por entre las alfombras persas y el tintineo de las campanillas de sus conventos. Una Sevilla que sin dejar de soñar piensa y actúa.
La vida y sus consecuencias colaterales siempre diseñada entre los prólogos y los epílogos. La infancia siempre activada como prólogo existencial y que terminará por condicionar los proyectos de personas que la misma conlleva. La niñez no tiene término medio: o es un paraíso o es un infierno. Cuando los niños se mueven dentro de los parámetros que nacen del afecto y la protección con el paso de los años nunca abandonarán del todo el paraíso de su niñez. Cuando nada de esto ocurre y los niños son maltratados por canallas integrales el paraíso se convierte en un infierno. Los prólogos se diversifican entre el bien y el mal y las consecuencias posteriores, buenas o malas, serán más que evidentes. Los prólogos puede que ya estén configurando los epílogos.
Rafael Montesinos en un alarde de talento literario nos narra el prólogo de sus existencia humana. La niñez, su niñez, en el Barrio de San Lorenzo donde la nostalgia se confunde con el gozo de haber compartido con sus antecesores grandes momentos de placeres existenciales. Son los años irreparables que ya nunca volverán y donde siempre vuelven a renacer con la activación de la memoria sentimental. Prologo y epilogo como principio y fin de la siempre inacabada “novela” de la vida. La puerta de entrada y de salida de este laberinto de pasiones, emociones, intereses y oraciones que llaman el ejercicio de vivir.

martes, 9 de diciembre de 2025

Pero como Tú, ninguna


A Pedro Manzano y a José Luis Gómez Villa (IAPH) por devolvernos la Esperanza


Ayer Lunes 8 de Diciembre, Día de la Inmaculada Concepción, fue un día especial, muy especial, para la Ciudad de Sevilla. Ayer se repuso al Culto la venerada imagen de la Esperanza Macarena. Fue un reencuentro largamente esperado y que después de unos meses de incertidumbre pudimos apreciar que “bien está lo que bien acaba”. La Macarena ha vuelto y lo hace con toda su belleza y esplendor. Pedro Manzano, con el asesoramiento del IAPH, han conseguido devolverle a Sevilla lo que representa para el mundo su rostro más universal y reconocible: la cara de la Esperanza Macarena.
Dicen y puede que hasta sea verdad que “la cara es el espejo del alma”. Por estos lares ese espejo donde nos miramos extasiados y al que recurrimos cuando la tormenta de la vida arrecia se llama Esperanza y se apellida Macarena. La vida sin la Esperanza se nos muestra huérfana de contenido y prisionera incondicional de la incertidumbre. Cuando ya en la vida no esperamos nada y, en clave machadiana, ya de nada nos vale rezar siempre tendremos como ultimo refugio los ojos de la Macarena. Un oasis en el desierto de la existencia humana donde la belleza y la pena se conjugan en una armoniosa síntesis sevillana. Tiene sentido que no sepamos con certeza la autoría de esta portentosa imagen pues una cara tan divina solo pudo ser esculpida por los ángeles del Cielo. Todo siempre contextualizado entre la historia y la leyenda. Así es Sevilla.
Quede en las manos de su Junta Gobierno los oportunos movimiento judiciales que consideren oportunos ante la tropelía que cometieron en la cara de la Macarena. Ya todo da igual ante su divina presencia y, eso si, debía servir este doloroso proceso como algo que bajo ningún concepto puede volver a repetirse. La Macarena ha vuelto y esa es la noticia que debe resultarnos más importante. Todo lo demás pasa a un segundo plano. Esta Ciudad de nuestros amores y desvelos vive actualmente un serio deterioro identitario bajo la influencia de un turismo masivo y descontrolado. Aquí ya nadie conoce a nadie y todo se mueve en clave mercantilista. La incompetencia y la dejadez toman asiento en muchas poltronas de políticos movidos únicamente por sus intereses personales.
Los Hijos de la Judería sevillana siempre supimos que para llegar al Arco de todos los arcos debemos caminar por el callejero sevillano en línea recta. Alhóndiga, Bustos Tavera y San Luis son las calles que a modo de amorosas sendas nos llevan ante la presencia de la Esperanza Macarena. En Sevilla la vida es un paseo permanente que siempre hace deambular a las generaciones pasadas, presentes y futuras a la búsqueda de los siempre perdidos paraísos de la infancia. La Esperanza como refugio donde poder tomar resuello ante los avatares de la existencia humana. Y Dios en la ultima playa.