Cuando vives instalado en la atalaya de los muchos años vividos el carrusel de fallecimientos, sentidos e interiorizados, es un ir y no parar. Ayer lamentábamos la muerte del Cardenal Amigo y hoy nos llega la triste pérdida del actor Juan Diego. Un intérprete genial que dotaba a cada una de sus interpretaciones de un pulso narrativo insuperable. Genial, carismático y llevando a sus interpretaciones a la cima del Arte de interpretar. Tenía 79 años de edad y había nacido en Bormujos, localidad que siempre llevaba en el corazón. Un andaluz preclaro y luminoso con un indesmayable compromiso con la época que le tocó vivir y, en no pocas ocasiones, padecer. Por si solo su interpretación de señorito en “Los Santos Inocentes” de Mario Camus; el de San Juan de la Cruz en “La Noche Oscura” de Carlos Saura o “El viaje a ninguna parte” de Fernando Fernán Gómez ya lo elevarían a la cima más alta de la interpretación. Reconozco sin ambages que Juan Diego era uno de mis actores contemporáneos favoritos. Se nos va el hombre pero queda su extraordinario legado artístico y su enorme compromiso con los derechos civiles y la defensa de los más desfavorecidos. Pocas veces han concurrido de manera tan clamorosa la ética y la estética en el deambular existencial de un ser humano. Se nos va Juan Diego y nuestras vidas ya no serán las mismas.
jueves, 28 de abril de 2022
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