lunes, 11 de diciembre de 2023

La Navidad o como soñar caminos en los mares



“Este que insulta a Dios en los altares, 
no más atento al ceño del destino,
también soñó caminos en los mares
 y dijo: es Dios sobre la mar camino”
 (Antonio Machado)

Vivimos atrapados por la incertidumbre y montados en un corcel consumista que no sabemos cuando parará en su frenética galopada. En estos días prenavideños todo alcanza una dimensión absolutamente desproporcionada. Los pragmáticos nos dirán que es bueno que el dinero circule y propicie que muchas personas puedan vivir de este trasiego comercial. Los dogmáticos argumentarán que todo aquello que desvirtúe el verdadero sentido de estas Fiestas (el Nacimiento del Mesías) es, aparte de nocivo, fácilmente prescindible. Posiblemente en una mezcla racional encontraríamos el termino medio de estas entrañables Fiestas. En nuestra Ciudad existen infinidad de establecimientos donde poder practicar el habito contemporáneo de comprar regalos. También entrañables lugares donde contemplar Belenes (Nacimientos) pletóricos de belleza y buen gusto. Dentro del espíritu competitivo que otros programan para nosotros hoy existe una pugna “encarnizada” para ver que Ciudad tiene más y mejores luces navideñas. Desgraciadamente en los alumbrados navideños ya apenas aparece nada relacionado con el Nacimiento de Jesús. Todo son elementos híbridos-laicos y donde lo importante es la altura y la luminosidad antes que expresar sentimientos cristianos. Durante la tarde-noche de la inauguración lumínica en Sevilla y dada la enorme multitud asistente se estuvo a punto de rozar una tragedia. Estos días sacamos del armario nuestro espíritu solidario. Nos acordamos de algunas personas mayores (sangre de nuestra sangre) que viven solas para ponernos a su disposición. Volviéndolas a relegar a la soledad cuando depositamos en la basura las cajas y envoltorios de los regalos de Reyes. Ahora caemos en la cuenta que son muchísimos los niños y niñas de esta Ciudad que pasan necesidades extremas. Hay que procurar que en días tan señalados no carezcan de nada y para el resto del año que se apañen como puedan. Afortunadamente Sevilla se nos configura como una de las ciudades mas solidarias del mundo y existen muchas entidades (tanto civiles como religiosas) que practican el espíritu navideño los 365 días del año. Personas que dedican una buena parte de su tiempo libre en aliviar las penurias de los más desfavorecidos. Vivir estas Fiestas con alegría se nos antoja como una necesidad existencial. Para los cristianos es el comienzo de todo y el preámbulo de lo bueno y malo que estará por venir. Días señalados para rendirle homenaje a los que se fueron y abrir nuestros corazones a los que llegan. Con la familia, hoy tan denostada y ninguneada, siempre como núcleo fundamental. El Covid, la Covid, no hizo mas que mostrarnos sin paliativos nuestro enorme grado de vulnerabilidad. Remar contracorriente cuando arrecia la tormenta y parar la barca plácidamente cuando, por los cielos, aparezca el Arco-Iris. Brindar con los presentes por los ausentes que ya atracaron sus barcas en el Puerto de la Esperanza. Como escribió don Antonio Machado: soñar caminos en los mares.

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