Tengo por
costumbre escribir los “Toma de Horas” sin que se vean apresados por la
incertidumbre de la inmediatez. Este Blog no se creó para ser notario de la
actualidad sino para macerar las cosas con el lento paso de los días. No debe por tanto resultar extraño que hoy,
viernes 8 de febrero, lo dedique a mis vivencias del pasado 2 de enero. Lo dejé
escrito el día antes de Reyes y permanecía archivado arropado por el sueño de
los justos (de cada cinco “Toma de Horas” que escribo solo uno de ellos ve la
luz). El día 2, primer día del año (el
día 1 de enero no deja de ser una prolongación resacosa del 31 de diciembre),
me pasaron cosas dignas de mención. Ese día me mostraba exultante y feliz por
haber superado sano y salvo el espíritu comercial de la Navidad. Los cohetes y petardos nos
dan una tregua para que los animales de compañía recuperen el sosiego y los
animales sin compañía recuperamos la necesaria calma. Esta tregua sería nueva y
definitivamente interrumpida la
Noche de Reyes. Cuando llegue la Función Principal
de la Novena
del Señor de Pasión ya todo volvería a su justo y equilibrado cauce. Estaba en
Pasarela visionando algunos CDs cuando recibo una llamada de Salva Gavira. Me
desea de todo corazón un feliz y placentero 2013 y, de pasada, me comenta que
en un reciente análisis le han detectado que tiene las transaminasas muy
altas. Me dice que tendrá que cuidarse
un poco más. De fondo escucho la voz cantarina y vital de su hijo de pocos
años. Seguro estoy que cuando este “Toma de Horas” vea la luz de Sevilla sus
transaminasas estarán perfectamente equilibradas. Nos quedan muchos años que decir cada 1 de
Enero: “Padre nuestro que estás en San Lorenzo”. Me tomo servida por mi amigo Agapito la
primera copa de manzanilla del 2013 en “La Mina” y brindamos para que “llueva café en el
campo”. Lo mejor todavía estaba por
llegar. Tomo el autobús en la Plaza Ponce
León que me lleve de nuevo a la “Cueva” donde consumo días y momentos. Vamos solamente tres personas y tan solo se
incorporan un par de ellas más en todo el trayecto. Voy de pie junto a una de las ventanillas y
justo a mi lado va sentado un hombre con no pocos años sobre sus espaldas. Va
cantando por lo bajini y me llama poderosamente la atención lo bien que
canta. Se está entonando acompasándose
con los nudillos sobre el asiento. Canta una Soleá de los Alfareros que dice:
“Los serenos de Trina / van diciendo por las calles / que duerma el que tenga
sueño / que yo no despierto a nadie”. Del
tirón se acuerda de la Cádiz
de Pericón y Manolo Vargas y canta aquello de: “Yo pegué un tiro al aire / cayó
en la arena / confianza en el hombre / no hay quien lo tenga”. Me permito osadamente romper el encantamiento
valorando lo que canta y, lo más importante, como lo está cantando. Me dice que
era un gran amigo de Antonio “El Arenero” y de Oliver y que la pasión de su
vida ha sido, es y será el Cante. Que su
hijo lo toma “por loco” por llevarse todo el día cantando. Me comenta que ya ha
cumplido los 85 años (muy bien conservados y administrados, añado yo). Se baja
muy pronto sin darme tiempo a profundizar un poco más sobre sus inquietudes
flamencas y su persona. Demostrado
queda, por activa y por pasiva, que el Flamenco más que una forma de vivir es
una forma de sentir. Para su hijo posiblemente no sea más que un “viejo
majareta” pero a mí me salvó y alegró el día. Balance del 2 de Enero del 2013:
las transaminasas de Salva, la primera copa del año y un cante de Triana por lo
bajini que te araña el alma. El mundo al
revés: en un Estudio discográfico hablamos de resultados analíticos y en un
autobús de TUSSAM hablamos de Cante Flamenco. La guinda al pastel la pone mi
hija cuando me dice que mis nietos están mejor de sus respectivos resfriados.
Una porción de vida sevillana o “Encuentros en la Tercera Fase”.
viernes, 8 de febrero de 2013
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