viernes, 1 de mayo de 2020

Reflexiones de un sevillano enclaustrado (y IV)




En los tiempos que vivimos la Verdad es como los yogures. Cada uno la compra acorde con sus gustos y preferencias. Si al probarla no le gusta la próxima vez se compran otra distinta.

Los discursos de algunos políticos son como las pompas de jabón, se proyectan hacia arriba pero nunca logran levantar el vuelo y terminan explotando en el aire.

En esos días aciagos donde se tambalea nuestra Fe y, en versión machadiana, de nada nos sirve rezar siempre nos resarciremos con la música de Bach, el rostro del Señor de Pasión y los sonetos de San Juan de la Cruz.

Si como dicen algunos científicos el (la) calor amortigua considerablemente los efectos del coronavirus, este verano el sitio preferente de vacaciones será Écija.

El Genio de Camarón dormitaba entre algodones de azúcar y miel dentro de una lámpara salinera. Llegó Paco con su sonanta y frotó la lámpara para proyectarlo al mundo de los Genios inmortales.

Una Sociedad donde se ignora la Ética por innecesaria y se confunde Estética con banalidad es una Sociedad enferma y con un incierto y difícil recorrido.

Un Sevilla-Betis sin aficionados en el Campo es como una película de romanos sin gladiadores en el Circo.

The End.

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