El Surrealismo en el Arte está perfectamente contextualizado. Sus orígenes, su desarrollo y sus artistas más relevantes son conocidos y gozan de la admiración y el respeto de todos cuantos amamos el Arte y, por extensión, valoramos su papel liberador. En la vida cotidiana nos tropezamos frecuentemente con momentos y situaciones que consideramos netamente surrealistas. Heredé de mi madre una memoria fotográfica y esto me hace recordar con absoluta nitidez algunos momentos vividos plenos de surrealismo. Recuerdo uno en particular que viví hace ya muchos años. Volvía con un par de amigos caminando por el Cementerio sevillano después de enterrar al padre de uno de ellos. Observamos a la altura del Cristo de las Mieles como un numeroso grupo de personas de etnia gitana discutían acaloradamente. Al acercarnos observé que había en el grupo uno que yo conocía del mundillo del Flamenco. Lo aparté un momento del grupo para preguntarle el motivo de aquella algarabía. La respuesta fue surrealista en estado puro: "Nada, que han enterrado al Tío Curro y hay que volver a desenterrarlo". Al preguntarle cuál era el motivo su respuesta nos dejó perplejos: "Pues que a sus hijos se les ha olvidado meter en la caja su sombrero y el Tío Curro no iba a ninguna parte sin él". A que dudarlo: una secuencia digna del gran Federico Fellini.
miércoles, 7 de octubre de 2020
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