jueves, 28 de octubre de 2021

Tres días de Octubre

Ni te miro ni te hablo
ni te compro más camisa
por que yo no visto altares
pa que otras escuchen misa.


Regaba con parsimonia su maceta de geranios soñando despierta con que dentro de tres días el Señor pasaría por la puerta de su casa. Lejos, muy lejos, quedaba ya su pasado de niña y mocita trianera. Sus escarceos de precoz bailaora taconeando por los confines del mundo. Sus amores y desamores que le hicieron conocer la dulzura de la naranja y el amargor del limón. Tiempos de tablaos y de giras interminables que le hicieron comprender que como suenan los oles en Sevilla no suenan en ninguna parte. Tuvo novios de ida y vuelta sin que ninguno se quedara del todo. Su problema era que los novios formales no le gustaban a ella y los informales siempre desaparecían al amanecer. Tuvo de todo y todo lo perdió en la ruleta de la vida. Solo supo conservar desde niña una medalla del Señor del Gran Poder que le había regalado su abuela Rosario. La madurez le trajo una buena dosis de ostracismo en lo artístico y una buena ración de soledad de soledades en lo personal. Terminó arribando después de no pocos tumbos en la calle Alondra de la Barriada de los Pajaritos. Tenía ya tantos años como achaques y allí, entre fotos y recuerdos,  pasaba los días que Dios tenía a bien concederle. Cuando su vecina Maruja le dijo: "Loli que dicen que el Gran Poder va a venir a vernos dentro de muy pocos días " el corazón, su cansado y fatigado corazón,  le saltaba como cuando de niña saltaba a la comba en la calle Evangelista. Miraba de reojo y con los ojos humedecidos su maceta de geranios que hermoseaba su ventana de soles y lunas. Un emocionado susurro se le escapó por entre sus labios gastados por el carmín y los besos...."Tres días, quedan tres días para verlo y ya me podré morir tranquila ".




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