martes, 22 de febrero de 2022

Los renglones del alma

"Mientras vivimos atareados analizando el pasado y programando el futuro olvidamos lo más importante: vivir el presente"

Cada vez que visitó la Basílica del Gran Poder, cosa que hago con frecuencia, lo veo en el Confesionario esperando las almas confusas en busca de redención. Es un sacerdote ya entrado en años que, mientras espera a algunos pecadores (presuntos, que hasta el pecar está sujeto a la presunción de inocencia), lee con una avidez realmente extraordinaria. Cuando ya lo he visto erguido (dentro o fuera de la Basílica) me llama la atención sus andares de torero y su porte de hombre del Renacimiento. Se muestra como una persona muy afable y va repartiendo saludos a diestro y siniestro (saludamos a las personas y no a las ideologías). Su espalda, ya algo encorvada con los años, no impide que sus pasos todavía no estén exentos de una cierta agilidad. Tan sólo en una ocasión lo he visto oficiando Misa y lo hacía con un entrega total al ritual de la Eucaristía. Cuando camina siempre lleva en la mano un periódico, un libro o una revista. Es como si quisiera que la lectura, física o espiritualmente, siempre fuera su fiel compañera. Una fiel aliada de viaje que junto a la Fe le ayudarán a navegar por los inciertos mares de la vida. Son de esas personas que sin pretenderlo (ni saberlo) forman parte del paisaje urbano de nuestra cotidianidad. Cada día que pasa somos más permeables a ser manipulados por personajillos que emana de una nefasta política y los, no menos tóxicos, gurus mediáticos. Unos políticos embarcados, hoy más que nunca, en una lucha personal y fratricida por el Poder. Por eso no debemos renunciar a cuanto de amable y positivo nos regala la vida cotidiana. Un sacerdote que lee de manera reflexiva en el mágico entorno de la Basílica del Gran Poder siempre conlleva un halo de introspección espiritual. Un pequeño pero necesario antídoto para enfrentarnos a los que han convertido nuestra Sociedad en un estercolero. Siempre nos quedará la lectura de los renglones del alma.




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