A Fernando, Antonio, Mari Carmen,
Judith,
Paco y José María donde quiera
que estén.
Buscábamos desde los albores de la juventud vivir de manera
ordenadamente desordenada. Una contradictoria necesidad tan compleja como
necesaria. Ni todo lo podíamos dejar a la improvisación ni todo podía ser pura
matemática. Queríamos desde el incierto presente prepararnos el no menos
incierto futuro. También que cada nuevo amanecer nos trajera nuevas sorpresas e
ilusiones renovadas. Éramos hijos de la hambruna de una posguerra tan larga
como inmisericorde. Teníamos la enorme ilusión de los convencidos de que lo
bueno estaba por llegar. Vivíamos bajo el yugo de un orden político al que
estábamos dispuestos a desordenar. Dejábamos las puertas entornadas por si
teníamos que volver deprisa y corriendo. Descubrimos que las mujeres aparte de
amantes también podían ser compañeras. A no pocos amigos empezamos a llamarlos
compañeros o camaradas. A otros dejamos definitivamente de llamarlos. Descubrimos
a la Natalie Wood
de “Esplendor en la hierba” y al James Dean de “Rebelde sin causa”. El dulce
pájaro de juventud volando por la pantalla del Cine Llorens. Pusimos nuestro
cuentakilómetros vivencial a cero. Fuimos al Consulado de Cuba a la busca de
libros prohibidos. Temblamos ante la cercanía de siniestros y oscuros SEAT-1500
conducidos por miembros de la
BPS. Hicimos a madres, novias y hermanas cómplices de nuestra
clandestina aventura. Teníamos metido entre ceja y ceja que había que
desordenar el orden establecido. Conseguimos abrir las jaulas con enormes
dificultades y no estábamos dispuestos a que fueran de nuevo cerradas.
Empezamos a trabajar todavía con pantalones cortos. Sabíamos que un mundo mejor
solo se consigue peleando por alcanzarlo. Ayer jóvenes ilusionados y hoy
pensionistas más desorientados que nunca. Nos acusan de rancios nostálgicos y
puede que tengan hasta razón. Al final hemos descubierto que siempre hemos
vivido –y vivimos- en un “orden establecido” proclive a la desorganización. El día que soltemos de la mano al joven que
todos llevamos dentro estaremos irremediablemente perdidos. Patrones de barcos a la deriva y emisarios de
noticias inquietantes. No es que hoy llueva sobre mojado es que los suelos
nunca terminaron de secarse. La plasmación de la Teoría del Caos o la
sincronización del orden desordenado. Ser o no ser he ahí la cuestión.
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