Pedimos la luna y nos dieron medio queso de bola. Nos verían cara de
hambrientos y almas de bohemios. Anduvimos un rato por las cercanías de las
dehesas pero los toros dormitaban placidamente bajo los olivos. Pedimos
libertad y nos dieron un artilugio con 625 líneas. Ni una más ni una menos. Pasamos
de largo por los cajeros automáticos convencidos de que no nos darían nada. Los
curas viejos pedían sotanas antiguas y las sotanas antiguas pedían curas
nuevos. Pedimos un pañuelo de encaje para secarle las lágrimas a la Candelaria y nos dieron
en San Nicolás tres formularios para rellenar. Pedimos agua del pozo para
saciar nuestra sed y no echaron encima los perros que de verdad muerden.
Pedimos paz y nos dieron fusiles y pistolas. Nos declaramos pacifistas y se
rieron en nuestra cara. Les pedimos que no asustaran a los niños y subieron el
volumen de sus altavoces. Subimos trabajosamente al Monte Calvario a buscarlo a
Él y nos dijeron que estaba pasando consulta por San Lorenzo. Pedimos que nos llevaran
a verlo y nos llevaron escoltados por una Centuria macarena. Pedimos poner en
hora todos los relojes de la
Ciudad y nos tomaron por locos. Nos dijeron: “Empezáis
dándole cuerda a los relojes y luego nos pediréis afinar los órganos de las
iglesias”. Pedimos una talega para el
pan y nos dijeron que nos lo comiéramos por el camino. Como ya no sabíamos que
pedirles les pedimos que fueron simplemente políticos decentes. Se enfadaron y
nos pidieron la documentación aún sabiendo que éramos gente indocumentada. Hoy nos piden las llaves que abran las celdas
de sus módulos ignorando que las hemos tirado al río de la vida. Nos dispersamos en la noche de los tiempos
musitando entre dientes de manera solidaria…...”Por pedir que no quede”.
lunes, 29 de julio de 2013
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