lunes, 8 de julio de 2013

Moon River




Era una de esas noches donde te entretienes buscando algo o a alguien en el hilo conductor de Internet y te alcanza las primeras horas de la madrugada. Había una tranquilidad casi monacal. A través del ventanal de la terraza veía una calle desierta y pésimamente iluminada. El reino de las penumbras ya hace un buen rato que había impuesto su dominio de sombras difuminadas. La gente dormía y de paso soñaba con un mundo mejor y sin tantos mangantes.  Estaba escuchando en el ordenador muy suavemente la canción “Moon River” en la versión de Andy Williams. Por una inevitable asociación de ideas se me vino a la memoria la inmortal escena de “Desayuno con diamantes”. Aquella en la que George Peppard deja por un momento su máquina de escribir y se asoma a la ventana al reclamo de un angelical sonido. Allí estaba ella, la inmortal Audrey Hepburn, sentada en el quicio de su ventana, con un pañuelo en su cabeza, tocando una vieja guitarra sureña y cantando…”Moon River”!  Secuencias que se te quedan prendidas en las paredes del alma y te acompañarán mientras vivas.  Veinte poemas de amor y una canción desesperada que diría el poeta chileno Pablo Neruda. Terminó “Moon River” y la volví a escuchar de nuevo. Curiosamente ya no tenía el sabor de la primera vez. Dijo bien quien dijo que los bueno si breve dos veces bueno. Terminé mi tarea investigadora internauta justo cuando el sueño estaba llamando a mi puerta. Son esos momentos personales e intransferibles que le da sentido a la existencia humana. Repasé antes de acostarme que todo estuviera cerrado o desconectado en la “cueva” y me fui para el “sobre” susurrando entre dientes…”Moon River”. Me dije: mañana será otro día y mi caudal sentimental buscará nuevas oportunidades para incrementarse.  Lo dicho…...”Moon River”.

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