domingo, 16 de marzo de 2014

Campanas del alba





Miro de soslayo por entre los visillos de la terraza de mi salón y veo una calle desierta y en completo silencio. No hay ruido de recogidas de basura ni ruidosos motores que enturbien la paz de la madrugada. A lo lejos ofrece sus destellos luminosos la cruz verde de una farmacia que guarda en su interior medicamentos para sanar cuerpos y almas. Lo que la generación de mis abuelos conocía como “una botica”.  La gente duerme y sueña con un mundo mejor mientras sus problemas quedan aparcados encima de las mesitas de noche. En mi ordenador suena “Doblan campanas” una Rondeña de Paco de Lucía y parece que es de esos días en que Dios está de nuestra parte. Toque de guitarra majestuoso para esos mágicos momentos donde el alma se serena. Paco, siempre Paco de Lucía en el epicentro de mis sentimientos flamencos. Marzo ya ha cumplimentado su primera mitad.  Se presta, firmemente decidido, a mostrarnos la cara amable de su segundo ciclo. Los días avanzan y culminará mi cima de felicidad sevillana cuando, vestido de ruán,  mi sandalia derecha pise un año más la rampa del Salvador y, el Martes Santo, la vea a Ella pasar por la Alfalfa.  Pero queda todavía mucho por hacer y mucho por soñar y vivir. Ya es raro el día que no te llegan malas noticias de gente que representaron mucho para ti en lo sentimental o en lo cultural.  Dicen: ¿te acuerdas de fulanito?; yo si me acuerdo pero y él  ¿está ya en condiciones de acordarse de nadie?  En la batalla de la vida cada día se van produciendo más bajas y te vas sintiendo con una mayor carga de orfandad sobre tus espaldas.  Pero esta madrugada de Marzo quiero y necesito sentirme vivo. Observo que las ramas de los árboles cercanos mantienen una quietud de honda primavera. La luna solo me ofrece su mitad más moruna para que no se me olvide donde estoy y de donde vengo. Sigue tocando Paco y, sin saber el motivo, se me viene a la memoria su fan número uno fallecido no hace mucho: Félix Grande.  Andalucía siempre se manifestó en clave de campana y de guitarra flamenca. Lo que viene a ser lo mismo: soniquetes del alma. Las campanas suenan a gloria llamando a misa de doce y también a pena amarga de duelos compartidos. Andalucía siempre ha sido un alba luminosa llena de promesas incumplidas y de sueños por realizarse. Tocan las campanas en el campanario de nuestros sentimientos para, con su tañido, hacernos ver –oír- que siempre nos quedará un margen para la Esperanza. Las campanas del alba sonando por los pueblos de Andalucía.  Verde que te quiero verde.

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